lunes, septiembre 16, 2013

Ideas de escritor: Nadeem Aslam, "Mapas para amantes perdidos" -

Ideas de escritor: Nadeem Aslam, "Mapas para amantes perdidos" - LIBR...:   De la contraportada: “ Jugnu y su joven amante Chanda han desaparecido. Los rumores recorren la comunidad pakistaní en una ciudad ...



De la contraportada: “Jugnu y su joven amante Chanda han desaparecido. Los rumores recorren la comunidad pakistaní en una ciudad al norte de Inglaterra. Entonces, una nevada mañana de enero, los hermanos de Chanda son arrestados por asesinato. Mapas para amantes perdidos narra las cuatro estaciones siguientes, durante las cuales se abre el corazón de una familia prendida en una encrucijada de culturas, pasiones y religiones”.




El escritor británico de origen pakistaní Nadeem Aslam declara que su padre (un exiliado del régimen de Zia) le dijo en una ocasión, al principio de su carrera literaria que, escribiera lo que escribiese, nunca escribiese de otra cosa que del amor. Y así empieza esta historia. Y solo (¡solo!, como si tal cosa no bastase por sí misma) en eso podría haberse quedado. Sin embargo, acabó siendo mucho más.  


El novelista nos regaló en 2004 (traducida al castellano al año siguiente por Alfaguara) un bellísimo relato, bajo el evocador título deMapas para amantes perdidos, que, en esencia, y si hubiera que resumirlo en una sola palabra, habría que decir que se trata de una historia sobre el conflicto: los conflictos entre generaciones, entre culturas, entre religiones, entre concepciones políticas y filosóficas, entre amantes y cónyuges, entre amigos y enemigos …


Aslam es un autor nada prolífico, que se demora concienzudamente en la construcción de sus novelas (la presente parece ser que tardó una década entera en completarla), y eso se nota en el resultado final; del cual lo primero que sorprende es la riqueza y a veces casi excesiva profusión de sus originales símiles, que en algún momento nos hacen dudar de si estamos leyendo una novela o un poema en prosa.


Es uno de esos libros sobre la gloriosa grandeza de los fracasos estrepitosos, sobre los convenios “monstruosos” (si es que nos es lícito poner esas dos palabras por junto) a los que inevitablemente tenemos que llegar para poder seguir adelante; uno de esos volúmenes que, sin pretenderlo específicamente, enseñan muchas cosas, sobre todo de uno mismo, de las propias contradicciones, a través de las actitudes, no siempre tan ajenas como cabría esperar, de unos personajes muy bien armados, con entidad real, con respiración, contradictorios, vivos.


Con todo, algún momento hay en que Shamas es tan bondadoso que resulta poco creíble. En cuanto a Kaukab, el personaje femenino “central”, que representa la inflexibilidad de la convicción (hay que tener en cuenta que estamos hablando de alguien que obliga a un bebé a observar el Ramadán) en principio resulta difícil sintonizar con ella, tenerle simpatía incluso a pesar de que sufre y de no es un ser malintencionado … hasta que, abandonado el libro, es a quien más recuerda el sorprendido lector; de donde cabe deducir, sin lugar a dudas, que un impacto semejante solo puede deberse a la extraordinaria entidad que tiene como personaje. Como contrapunto de ella está su seráfico cuñado Jugnu, tan arrebatado de amor que es completamente ajeno a lo que sucede a su alrededor y que, por tanto, no puede más que hacernos esbozar una compasiva sonrisa.


Como ocurre o suele ocurrir en toda obra, algunos pasajes, o más bien algunas escenas, son irrelevantes para la trama principal (encuentro en el lago de Suraya y Charag, p. e.), e incluso algún episodio hay injustificado o inacabado: quizás el momento más llamativo del libro, por motivos no estrictamente literarios, sea el antepenúltimo capítulo, magistralmente narrado con el ritmo de lo inexorable, pero que, en mi humilde opinión, no debería haberse incluido: hubiera quedado mejor en el misterio, en la suposición de lo que pudo ser y probablemente fue rodeada por la niebla de la incerteza. Sin embargo, Aslam da ahí la impresión de pretender un ajuste de cuentas cultural en toda regla con los personajes implicados (y, por extensión, con la numerosa comunidad pakistaní en Inglaterra), que pretenden dar lecciones de moralidad pero tienen a cada cual más que ocultar.


También es de destacar, por último, un tema crucial en el libro, pero no nombrado de forma expresa más que colateralmente, cuando se saca a la palestra la difícil relación entre Kaubab y su hija: el sometimiento femenino, del que se exploran múltiples caras, y que fructifica en que, en general, las mujeres del libro salgan peor paradas y hayan de afrontar destinos más adversos que sus congéneres masculinos.


En definitiva, una buena novela, una interesante historia sobre seres que, a menudo de forma invisible, habitan nuestro espacio y que, después de todo, sufren y acarrean unas cuitas no tan diferentes de las nuestras.

viernes, septiembre 13, 2013

Trailer de Stray Dogs (Jiaoyou) subtitulado en inglés (HD)



Tsai Ming-Liang triunfa en la Mostra de Venecia con el filme “Jiayou” (Stray Dogs). El realizador construye, con una estructura de puzle, la deconstrucción de una familia que sobrevive en los suburbios del Taipei moderno y neoliberal de nuestros días. Un duro retrato de cómo la sociedad expulsa a los que no consiguen seguir el trepidante ritmo que marca. El director chino, nacido en Malasia, plasma en impactantes imágenes una met áfora de la crisis neoliberal que vivimos. Tsai-Ming-liang ya ganó un León de Oro en 1994 con el filme “Vive l'amour”. 

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martes, septiembre 03, 2013

"Me tiraron porque pensaban que me habían matado" | últimoCero

"Me tiraron porque pensaban que me habían matado" | últimoCero

José Luis Cancho
Comisaría Cancho
José Luis Cancho, estudiante de tercero de Magisterio, resultó herido de gravedad al 'caer' la mañana del 18 de enero de 1974 desde el tercer piso de la Jefatura Superior de Policía, ubicada en la calle Felipe II, donde estaba siendo torturado desde la tarde del día anterior, por varios funcionarios policiales. Cuatro miembros de la siniestra Brigada Político Social (BPS) - José Antonio Benayas Junquera, Cipriano Belver Azcona, Manuel Díaz Arribas y Manuel Cinos Gallego - fueron procesados en noviembre de 1976 por "un delito de coacción y una falta incidental de lesiones". Ninguno de los cuatro llegó a ser juzgado al ser beneficiados por la Ley de Amnistía de 1977. El 'caso Cancho' tuvo un antecedente: su protagonista fue el estudiante madrileño Enrique Ruano, recordado el 20 de enero de 2009, en el 40 aniversario de su muerte (vídeo).
18 Enero
1974

"Me tiraron porque pensaban que me habían matado"

José Luis Cancho, estudiante de Magisterio, 'cae' por una ventana del tercer piso de la Comisaría. Cuatro funcionarios de la policía fueron procesados por 'sevicias físicas y morales' aunque fueron beneficiarios de la Ley de Amnistía de 1977.
F. VALIÑO
Valladolid
"Me tiraron porque pensaban que me habían matado. Pero lo curioso fue que no solo no me habían matado sino que tampoco me mataron cuando me tiraron". Así recuerda José Luis Cancho Beltrán (Valladolid, 1952) su 'caída' por una ventana del tercer piso de la Jefatura Superior de Policía de Valladolid, la mañana del 18 de enero de 1974.
José Luis Cancho, miembro del comité ejecutivo de la Joven Guardia Roja (JGR), organización juvenil del PTE, tuvo más suerte que Enrique Ruano Casanova, estudiante madrileño que murió al 'caer' desde el séptimo piso de una vivienda a un patio interior cuando la policía realizaba un registro el 20 de enero de 1969. A él está dedicado el poema Què volen aquesta gent?, de Lluís Serrahima que María del Mar Bonet, que se convirtió en himno de la resistencia antifranquista.
Cancho y su hermano Gerardo eran conocidos de la siniestra Brigada Político Social (BPS)por su activa militancia, primero en el PCE y después en el PTE. José Luis, que había vivido el Mayo del 68 en Francia, de donde regresó a Valladolid antes de entrar en la universidad, era un líder indiscutible del movimiento estudiantil que cursaba tercero en la Escuela Universitaria del Profesorado de EGB. Dos años antes - el 22 de enero de 1972 - ya había sido sancionado por el rector Luis Suárez Fernández, junto a otros 29 estudiantes, "habida cuenta de sus antecedentes y conducta de notoria amenaza para la convivencia social". Gerardo trabajaba en el sector de la construcción, que en 1972 había protagonizado su primera huelga general en Valladolid.
A mediodía del 17 de enero, José Luis fue detenido por dos agentes de la BPS en el domicilio paterno, ubicado en el barrio de San Pedro Regalado, mientras otros policías permanecían en el exterior. El detenido fue trasladado a la comisaría de la calle Felipe II, donde fue interrogado y torturado durante varias horas.
"Cuando desperté me encontraba en la pared opuesta a una ventana. El inspector Benayas me agarró por el pelo y me dio un golpe contra la pared", declaró José Luis Cancho, quien poco después 'caería' por una ventana al patio de la dependencia policial, desde donde fue llevado a la Residencia Sanitaria Onésimo Redondo. La noticia corrió rápidamente por la ciudad, sobre todo por los centros universitarios. Por la tarde del día 18, la policía cargó violentamente contra los estudiantes que intentaban manifestarse en las inmediaciones del hospital, donde su compañero se debatía entre la vida y la muerte: Amnesia temporal, múltiples contusiones craneales, las mandíbulas derecha e izquierda rotas, así como las piernas..., según el parte médico. De las lesiones tardaría en recuperarse 399 días, aunque desde entonces padece secuelas físicas irreversibles.
José Luis Cancho en febrero del año 2000. Foto: C. Arranz.José Luis Cancho en febrero del año 2000. Foto: C. Arranz."Tras ser detenido violentamente ante la presencia de mi madre, a quien también amenazaron si hablaba, pasé unas horas en un calabozo, subiéndome a interrogar a media tarde. Allí intentaron que firmara un escrito, a lo que me negué, comenzando a recibir golpes y amenazas de que si no lo hacia me iban a matar. Los golpes no fueron solo con los brazos sino también con palos, por todo el cuerpo. Me obligaron a andar en cuclillas con las manos esposadas entre las piernas. Me desnudaron, quitándome incluso los pantalones, soportando encima varios abrigos que me agudizaban la deshidratación. Los golpes arreciaban cada vez que perdía el equilibrio y caía al suelo. Antes de las nueve de la mañana debí sufrir varios desmayos. Cuando recobré el conocimiento estaba en el hospital". Así relató José Luis Cancho su detención y torturas a quien esto suscribe y que fue publicado en la revista Primera Plana (número 22, del 28-3 de agosto de 1977), dentro del reportaje 'Hablan las víctimas del franquismo: Los supertorturados'.
QUERELLA
José Luis Cancho, interno en la prisión provincial de Valladolid, a disposición del Tribunal de Orden Público (TOP), presentó en mayo de 1974 una querella ante la Audiencia Provincial por'lesiones graves e intento de asesinato' contra cinco funcionarios del Cuerpo General de Policía adscritos a la Jefatura Superior de Valladolid, así como “contra todas aquellas personas que resultaren implicadas en los supuestos delitos de asesinato frustrado y de lesiones graves, por los artículos 406, número 1, y 420, número tres del párrafo primero, en relación con el párrafo segundo del Código Penal”.
La querella relata la detención y traslado a la Jefatura Superior e internamiento en uno de los calabozos hasta su conducción horas más tarde a una habitación de la tercera planta, en la que se encontraban dos funcionarios para ser sometido a interrogatorio. A la mañana siguiente, José Luis Cancho 'cayó' a un patio interior resultando con heridas de pronóstico muy grave.
En la denuncia se exponen, entre otros hechos, que no todas las heridas y fracturas que el querellante presentaba al ser ingresado en la Residencia Onésimo Redondo pueden atribuirse al golpe sufrido en la caída. "Entre las múltiples fracturas sufridas -se puede leer en la querella- existe una de particular significado, fractura de maxilar superior derecho, que revela de forma inequívoca que el detenido estaba ya lesionado en el momento de producirse la caída. La información pericial podrá, sin duda, determinar el momento en que aquélla se produjo. Podemos afirmar sin lugar a dudas que dicha fractura no tiene relación de causalidad con la caída sufrida por don José Luis Cancho Beltrán".
"No pudo suceder que don José Luis Cancho Beltrán se arrojara voluntariamente por la ventana porque a la hora en que los hechos se desarrollaron se hallaba exhausto y esposado en compañía de funcionarios que estaban de servicio", añade la querella, en la que se pedía una inspección ocular del lugar en el que ocurrieron los hechos, el historial completo de las lesiones y que la Jefatura Superior facilitara la identidad de los dos policías armados que el día 17 de enero condujeron al querellante desde los calabozos a las dependencias de la BPS.
Por último se demandaba el procesamiento y prisión incondicional de los querellados, a los que se solicitaba solidariamente una fianza de cinco millones de pesetas.
La Jefatura Superior contestó la publicación de la querella con un comunicado de prensa el 29 de mayo, en la que se afirma que Cancho "se arrojó por una ventana del piso segundo del edificio de esta Jefatura Superior, cayendo sobre el patio interior de la misma. Acto que ejecutó al ser interrogado sobre los extremos que motivaron su detención. Como consecuencia de su propio lanzamiento, se produjo heridas que motivaron su ingreso en la Residencia Sanitaria Onésimo Redondo, donde recibió toda clase de asistencia médica". La nota policial, tras señalar que las diligencias se instruyeron "con escrupuloso cumplimiento de las normas establecidas en derecho", dice que la calificación de los hechos se hace de"forma arbitraria y altamente tendenciosa, puesto que desvirtúa la veracidad de los mismos, debidamente reflejados en el sumario pertinente, y ofende, posiblemente de forma dolosa, la dignidad de cinco funcionarios del Cuerpo General de la Policía, a los que reputa autores de un asesinato frustrado". Para concluir: "Por tal publicación, que es considerada, inmotivada y ofensiva para un Cuerpo tan prestigioso de Estado, el que lucha uno y otro día por la paz y perfecta convivencia ciudadana, la autoridad pertinente ejercerá la acción adecuada según ley y procederá contra el querellante en el momento que la autoridad judicial haya dictaminado lo pertinente".
PROCESAMIENTO
La querella fue torpedeada desde el primer momento por la totalidad de las instancias, abiertamente proclives a la dictadura, pese a los esfuerzos de los abogados de José Luis Cancho, representado en Madrid por la letrada María San Nicolás. Pero el 18 de noviembre de 1976, la Sala Primera de la Audiencia Provincial dictó auto de procesamiento contra los policías: José Antonio Benayas Junquera, Cipriano Belver Azcona, Manuel Arribas Díaz y Manuel Cinos Gallego, por el supuesto delito de coacción previsto y penado en el artículo 496 del Código Penal y de una falta incidental de lesiones del artículo 582 del mismo texto legal.
Manuel Arribas Díaz, uno de los policías procesados.Manuel Arribas Díaz, uno de los policías procesados.
En el auto se hace el siguiente relato de la detención de Cancho "por los inspectores don José Antonio Benayas y don Cipriano Belver Azcona, permaneciendo en las inmediaciones del inmueble don Manuel Cinos Gallego y don Santiago Ulla Alonso. Tras el registro comprobaron que guardaba en su domicilio propaganda de un partido ilegal que fue ocupada, siendo trasladado sobre las cinco de la tarde a los calabozos de la Jefatura Superior de Policía".
El auto añade que una hora y media más tarde, el detenido es conducido a la tercera planta donde están las oficinas de la BPS, y que en una de las habitaciones se encontraban los señores Cinos y Ulla, proponiéndole este último inspector a don José Luis Cancho que firmase una declaración que tenía redactada, en cuyo texto este último señor reconocía expresamente pertenecer a un grupo político ilegal, y como don José Luis Cancho se negó a ello, el inspector Cinos comenzó a golpear a don José Luis Cancho, al mismo tiempo que le amenazaba e insultaba. "Como don José Luis Cancho persistiese en su negativa, los inspectores de Policía, don José Antonio Benayas Junquera y don Manuel Díaz Arribas, así como el inspector señor Cinos, bien junto o separadamente, continuaron haciendo objeto de sevicias físicas y morales a don José Luis Cancho".
A las diez de la mañana del día 18 -prosigue el auto de procesamiento de los policías- fueron abiertas las ventanas para ventilar la habitación, aprovechando una pausa del interrogatorio, que "en aquel momento llevaban a cabo los inspectores señores Belver y Benayas y en un descuido de éstos, don José Luis Cancho, pese a estar esposado, saltó por la ventana al patio interior del edificio, sito once metros más abajo, produciéndose al caer gravísimas lesiones, en cuya curación invirtió trescientos noventa y nueve días, restándole como secuela un acortamiento de unos cuatro centímetros de la extremidad inferior izquierda".
En los considerando se señala que "los hechos relacionados presentan los caracteres de delito de coacción previsto y penado en el artículo 496 del Código Penal y de una falta incidental de lesiones del artículo 582 del mismo texto legal". El auto concluía con el acuerdo de libertad provisional de los policías procesados, a quienes se exigió, en concepto de fianza para asegurar su responsabilidad civil, la cantidad de 25.000 pesetas a cada uno.
Ninguno de los policías acusados fue juzgado. Ellos fueron, entre otros muchos agentes, beneficiarios de la Ley 46/1977, de 15 de octubre, que en su artículo 2, apartado f, otorgaba la amnistía a: 'Los delitos cometidos por los funcionarios y agentes del orden público contra el ejercicio de los derechos de las personas'.
Cancho había valorado de forma positiva la querella. "Tuvo éxito por la declaración de un policía que dijo la verdad que intentaron ocultar. Ellos dijeron que fui yo quien propició la caída al intentar fugarme. La realidad es que ellos pensaron que me había muerto, al estar inconsciente, ya que se les había ido la mano y me arrojan por la ventana para solventarlo", expresó Cancho dieciséis años después de haber sido torturado.
Hace muy pocos días, José Luis Cancho todavía recordaba a últimoCero.com con palabras de agradecimiento para el 'gris' de servicio en la comisaría que mantuvo su declaración de que él, sobre las seis de la tarde que, "me había conducido desde los calabozos a la tercera planta de la BPS y que no había vuelto a bajar. Esta declaración desmontó la coartada de los que me habían torturado durante parte de la tarde y toda la noche".
'MIS LETRAS NACEN DE LA MUERTE'
Sin embargo, José Luis Cancho fue procesado por el TOP el 20 de enero de 1975 y condenado a cuatro años, dos meses y un día de prisión por asociación ilícita y propaganda ilegal. El juicio de Cancho, y otros siete estudiantes, fue la 'chispa' de una serie de movilizaciones e incidentes que culminaron con la medida ejemplarizante del gobierno de Franco, consistente en la orden de cierre de la UVa y la pérdida del curso, ordenada por el entonces ministro de Educación y Ciencia, Cruz Martínez Esteruelas, el 8 de febrero de 1975. Cancho, desde la cárcel de Valladolid o desde la de Carabanchel (Madrid), jugó su papel a favor de la reapertura de la Universidad.
Al recobrar la libertad, Cancho retomó la intensa actividad política recorriendo las universidades del país, en las que además de denunciar la trágica experiencia vivida presentaba el libro 'Por un sindicato estudiantil' (Akal Editor, 1976) escrito en colaboración con Miguel Casado Mozo, compañero de militancia y de cárcel. "Eso me llevó a abandonar el partido por agotamiento. Por ello, asumo como una derrota mis ideales políticos porque la transformación profunda de la sociedad no se realizó con la llegada de la democracia", declararía en febrero de 2000.
Cancho pudo acabar Magisterio y emprende un viaje por medio mundo: Argentina, Grecia, Francia, Italia... "Nunca he sido turista, sino viajero: largo tiempo, poco dinero, los medios de comunicación del país... Ahí me he sentido sin raíces, extrañamente a gusto de sentirme así", confesó en una entrevista a Miguel Casado, en mayo de 1993. Para entonces hacía algún tiempo que había fijado la residencia en el País Vasco y había dejado la enseñanza.
Ha escrito varios libros: 'El viajero junto al mar', 'Grietas', 'Indicios'... "Siempre digo que mi actual dedicación a la escritura nace de mi relación con la muerte en 1974. Yo soy un superviviente como un judío. Fue una vivencia que te desarraiga y te distancia del mundo exterior. Mis letras nacen de la muerte", declaró en el año 2000. Cuatro años más tarde, en una conversación mantenida con Eloísa Otero, diría: "No me veo escribiendo otra novela, pero sí me veo reflexionando en torno a cantidad de cuestiones relacionadas con cómo escribir una novela, con teoría de la novela, teoría estética, crítica literaria... Es un campo que siempre me ha interesado, al igual que la poesía, pero ese campo ha ido adquiriendo una dimensión mayor".
"Es curioso, -añadió- de ser un activista y un nómada he pasado a convertirme en una persona que prácticamente no viaja, que da mucha importancia al mundo interior, a la contemplación, a la lectura, a la tranquilidad, a la quietud... El movimiento físico prácticamente ya no existe. Sí el movimiento mental. Me cuesta viajar, parece increíble. Imagino que todo eso tienen que ver con estos últimos años dedicado a la escritura".
José Luis Cancho está a punto de finalizar una nueva novela.

lunes, junio 24, 2013

Poemas concebidos sem pecado: PalavrasPalavradentro da qual estou a milhõesdean...

Poemas concebidos sem pecado: Palavras
Palavradentro da qual estou a milhõesdean...
: Palavras Palavra dentro da qual estou a milhões de anos é árvore. Pedra também. Eu tenho precedências para pedra. Pá...

Palavras

Palavra dentro da qual estou a milhões
de anos é árvore.
Pedra também.
Eu tenho precedências para pedra.
Pássaro também.
Não posso ver nenhuma dessas palavras que
não leve um susto.
Andarilho também.
Não posso ver a palavra andarilho que
eu não tenha vontade de dormir debaixo
de uma árvore.
Que eu não tenha vontade de olhar com
espanto, de novo, aquele homem do saco
a passar como um rei de andrajos nos
arruados de minha aldeia.
E tem mais: as andorinhas,
pelo que sei, consideram os andarilhos
Como árvore.

jueves, junio 20, 2013

Los escombros de la tragedia | Internacional | EL PAÍS

Los escombros de la tragedia | Internacional | EL PAÍS

El apagón ocurrió hacia las nueve de la mañana. Era miércoles. Los apagones son tan corrientes en Bangladesh que, por orden de las autoridades, las tiendas de cada barrio de Dacca cierran un día por semana para que el resto de la ciudad tenga un suministro aceptable. El corte de luz encendió los generadores y, en un instante, todo empezó a vibrar. Las grietas que se habían abierto el martes en la tercera planta se agrandaron. Cundió el pánico. Fahima, que cosía un pantalón estrecho, de mujer, oyó que su marido, Abu Said, que doblaba y empaquetaba prendas, la llamaba. Lograron encontrarse pese al caos. Se acababan de dar la mano cuando ella oyó un grito. “¡Dios mío, vámonos!”, aulló el supervisor. Fue imposible.
“Es lo último que oí”, cuenta serena esta mujer de 20 años a las puertas de una choza a la que se llega callejeando a pie desde el solar donde estuvo el lugar de trabajo de la pareja. Fahima nunca volvió a ver a su esposo vivo. Hallaron su cadáver 16 días después. Ella tuvo suerte. Fue rescatada indemne al cabo de ocho horas.
HEBER LONGAS / EL PAÍS
En el terreno donde se alzó el Rana Plaza, siete alturas incrustados entre viviendas, oficinas y otras fábricas, queda agua estancada, unos escombros y algunos rollos de tela. Hasta aquí llegaban cada mañana a las ocho unas 4.600 personas para cortar piezas, pedalear en una máquina de coser durante las siguientes 9, 10 o 14 horas --o las que los plazos del pedido requirieran— o empaquetar camisas y pantalones de grandes marcas como Primark, Benetton, El Corte Inglés o Le Bon Marché. Sentadas en líneas de 50 máquinas, con una tropa de ayudantas para traer hilos o suplirlas cuando iban al servicio, trabajaban soportando gritos e insultos de los capataces y a menudo sin unos miserables ventiladores a 30 grados y con el 90% de humedad. Cobraban una media de 5.000 taka al mes (50 euros).
Fahima, de 20 años, y su hijo, de 5 años. / N. G.
Los salarios de Fahima y Abu Salim, padres de un niño de 5 años, sumaban unos 150 euros. Con horas extra, por supuesto, absolutamente imprescindibles para cumplir los plazos de entrega y para que los empleados lleguen a fin de mes. A Fahima el trabajo no le gustaba por tedioso, pero considera que la paga no estaba mal para ella, una campesina huérfana de padre e hija de una sirvienta. “Eran muy aburrido y había muchísima presión. Es agotador”. Cosía 120 prendas por hora. Una cada 30 segundos.
La costurera asegura que trabajaba para Primark –la minorista irlandesa ha sonado mucho en Bangladesh porque fue la primera en reconocer que se suministraba en el edificio derrumbado y la primera en poner en marcha un programa de ayudas de emergencia-- pero lo habitual es que no tengan una noción clara del cliente. Es posible que una fila cosa para una firma y la de al lado, para otra. “Saben que trabajan para grandes marcas de EE UU y Europa, pero no exactamente para qué empresa”, explica Roxana Yasmin, 34 años, de la ONG Solidarity Center. Dacca debe ser una de las poquísimas capitales del mundo sin un solo H&M, Gap, Zara, Benetton, Mango o similar.
Las magnitudes que convierten al Rana Plaza en uno de los mayores desastres industriales de la historia son 1.130 muertos y 1.537 heridos (incluidos decenas de mutilados en una sociedad que los aboca a menudo a la mendicidad), según el sindicato mundial IndustriALL. Todavía hay 316 trabajadores desaparecidos y 216 cadáveres enterrados pendientes de ser identificados. El único laboratorio que gestiona las pruebas de ADN está saturado y tardará meses. Y el resto, los que tuvieron la gran suerte de salir ilesos, al margen del trauma de quedar atrapado rodeado de cadáveres de compañeros durante horas o días, se han quedado sin empleo.

El mundo descubría lo que las marcas sabían. El país es un paraíso para los empresarios de la moda
 low cost. Costes laborales a precio de ganga. Factor clave para ofrecer precios imbatibles a una clientela ávida de consumir. Los 30 euros de salario mínimo tampoco dan aquí para vivir dignamente. Es el peor sueldo del mundo. Es precisamente eso lo que le puso en el mapa del textil.Los músicos George Harrison y Ravi Shankar pusieron Bangladesh en el mapa en 1971, poco antes de que naciera como país tras romper con Pakistán, al organizar el primer gran concierto benéfico de la historia. Bob Dylan y compañía tocaron para los refugiados de un ciclón y la guerra civil. El país celebró con orgullo el Nobel de la Paz de 2006, concedido al banquero Mohamed Yunus por los microcréditos que han sacado de la pobreza a millones entre sus 150 millones de compatriotas. A partir del 24 de abril pasado, a medida que se rescataban cadáveres, el nombre de Bangladesh saltaba de las etiquetas a los titulares.
“Primero fabricábamos en África del Norte, luego en Europa del Este, en Rusia, Turquía, China y ahora aquí”. Es el recorrido que han hecho comerciantes como Douwe Schurer, un holandés que trabaja en el sector hace dos décadas. “Yo solo sigo al mercado”, dice en un hotel de un barrio diplomático. Explica que en China, donde vive, el coste laboral se ha disparado a los 380 euros al mes mientras aquí ronda los 75-110 euros. Director de calidad de una compañía cuyo nombre pide omitir, es su primera visita al país. “El tema está muy candente en Europa. Las auditorías, cumplir los mínimos… y mis jefes me han mandado para que eche un vistazo a nuestras fábricas”. Asegura que las que ha visto están mejor que en China.
Roxana, de 25 años, perdió la parte inferior de la pierna derecha. / N. G.
La industria textil bangladesí es un grandísimo tinglado montado por las autoridades y los fabricantes locales (uno de cada 10 diputados posee un taller textil) a la medida de las empresas extranjeras. Todos saben que las condiciones de trabajo son lamentables y que, si uno no llega a terminar el pedido a tiempo, lo subcontrata. ¿Y las auditorías? “Se pueden comprar”, responde Schurer. Cuenta una exauditora local que en una fábrica solía sonar por megafonía un exitazo Bollywood cuando se presentaban los auditores.
Antes del desplome hubo toques de atención, recuerdan los activistas proderechos laborales. Desastres bautizados con nombres de fábricas: Spectrum (un desplome que mató a 64 personas en 2005) o Tazreen (incendio que mató a 112 en noviembre pasado). En estos siete meses ha habido otros 44 fuegos con 16 muertos, según el recuento de Solidarity Center. Todos en el Rana Plaza –y los lectores de prensa local y telespectadores-- sabían que había grietas.
La tragedia puso al desnudo el abismo entre costes y beneficios, las marcas sintieron en el cogote la presión y se desató una furiosa sucesión de reuniones, llamadas, acuerdos e iniciativas a múltiples bandas para preservar el inmenso negocio de esta industria que crece a velocidad de vértigo. Cuatro millones de trabajadores (la mayoría mujeres rurales) han convertido Bangladesh en la gran máquina de coser del mundo (tras China), han contribuido a que la economía crezca desde hace años por encima del 6%, y lo que fabrican supone el 80% de las exportaciones.
Ni la joven viuda Fahima ni los otros supervivientes del Rana Plaza entrevistados están, por ahora, dispuesto a regresar a un empleo similar. Pero tampoco tienen grandes alternativas. El textil ha permitido a infinidad de mujeres provenientes del medio rural –proliferan las divorciadas con hijos a su cargo—alcanzar la independencia económica aunque sea mediante trabajos extremadamente precarios. Shahanaz, de 26 años, era sirvienta por 5 euros al mes –si algún oficio se considera esclavo en este país es ese-- y tras 12 años cosiendo ganaba 100 euros.
Lo que ellas no esperaban era un oficio de alto riesgo. Roxana, 25 años, costurera en el séptimo del Rana Plaza, perdió la parte inferior de la pierna izquierda. A Laboni Khanom, de 21, enfermera en un taller de la quinta, le amputaron el brazo izquierdo. A Rebekah Rahman, 23 años, costurera en la sexta, le faltan la pierna izquierda desde la ingle y el pie derecho. En la cama de un hospital mugriento, solo llora cuando cuenta que dos primos, su madre y su abuela están desaparecidos. Vinieron juntos del pueblo al textil.
Rebekah Rahman, costurera de 23 años, perdió la pierna izquierda. / N. G.
Al calor del último desastre, unas 30 firmas, lideradas por los gigantes europeos H&M, Inditex y C&A, firmaron un acuerdo por el que se comprometen a costear mejoras en las fábricas para evitar incendios y garantizar la seguridad. Sus homólogas estadounidenses se mantienen al margen, temerosas de los tribunales. El desafío es plasmar lo firmado en mejoras sobre el terreno.
Al descubrir las grietas, los trabajadores intentaron plantarse pero sus jefes amenazaron con despedirlos. Y además “era fin de mes [el 24]. Temía que si no iba no me pagarían el mes completo”, explica Abdul Razzak, 30 años, que inspeccionaba una línea de costura en la sexta. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) constata violaciones de los derechos laborales como restricciones al derecho a sindicarse. Lejo Sibbel, de la OIT en Dacca, confía en que los cambios legislativos en marcha se aprueben y apliquen, de modo que se puedan formar sindicatos y puedan operar. El Gobierno también ha prometido 200 nuevos inspectores a sumar a los 55 que hay ¡para todo el país!
Las indemnizaciones y la subida del sueldo mínimo son la batalla de Babul Akhter, 40 años, enmarcada en la campaña internacional Ropa Limpia. Tras un lustro en el textil, preside la BGIWF, una federación de trabajadores del textil. Su trabajo también es arriesgado. Una avalancha de denuncias en 2010 “por vandalismo, por obstaculizar los ingresos del Gobierno, etcétera” le llevó un mes a la cárcel tras una protesta para reclamar mejoras salariales. Y uno de sus colegas, el activista Aminul Islam, fue asesinado en circunstancias sospechosas el año pasado. El asunto preocupa incluso a EEUU: Hillary Clinton pidió explicaciones a las autoridades durante su última visita.
Algún gesto hay. Mínimo. Tardío. Mientras diplomáticos, representantes de marcas y autoridades se reunían esta semana en el Westin, el hotel más lujoso de Dhaka, el Gobierno ofrecía mil euros de recompensa por información sobre el sospechoso de asesinar a Islam y detenía al dueño de Tazreen, escenario del incendio mortal hace siete meses.
La batalla sindical es titánica. El equipo del Alonzo Suson, estadounidense y director del Solidarity Center , ha entrevistado a un millar de supervivientes y familiares para ofrecerles ayuda legal. Pretenden ser cantera de sindicalistas. Cuenta entusiasmado que en medio año se han creado sindicatos en 30 empresas (hay 5.000) liderados por gente joven, muchas mujeres. Y han logrado cosas. Sencillas. Pero mejoras: agua de garrafa, en vez de del grifo o un lugar donde comer a la sombra y en sillas. Con cautela de veterano, Suson destaca que por primera vez la patronal textil (conocida como BMGEA en este país seducido por las siglas) admite que existe un problema de seguridad y no despacha los incidentes como sabotajes o conspiraciones.
Laboni Khanom perdió el brazo izquierdo en el Rana Plaza. / N. G.
Los activistas locales exigen que los dueños de Rana Plaza y de las fábricas sean juzgados por asesinato porque “no fue un accidente”. La policía de Bangladesh ordenó en abril la búsqueda del español David Mayor, director general de Phantom Tac, pero a la policía española no le constaba ninguna orden de detención.
A algunas amputadas les han tomado medidas para las prótesis, la patronal pagó a los supervivientes el sueldo de abril y el Gobierno dio 200 euros por cada fallecido para el entierro. El destino de las donaciones locales es un misterio porque no están centralizadas. Y las marcas implicadas que prometieron ayudas de emergencia aún diseñan la entrega. Un enviado de El Corte Inglés, que fabricaba en el Rana Plaza, está en Dacca averiguando cómo canalizar el dinero, según fuentes de la empresa. Mango se distanció del desastre con el argumento de que hizo un pedido de prueba que no había comenzado. Las ONG dicen que sí, y la enfermera que perdió el brazo, Laboni, cuenta que en su planta “había que terminar un pedido de Mango aquella noche”.
IndustriALL, que representa a Laboni y sus compañeros, cifra las indemnizaciones en 50 millones de euros. Cantidad a repartir entre las empresas (45%), los dueños de talleres (28%), la patronal (18%) y el Gobierno (9%). Los entendidos en el textil local lo llaman el “modelo Spectrum”, por las indemnizaciones de aquel caso. El último pago “se hizo el sábado pasado, el 8”, revela Ramesh. Aquel desplome fue hace ocho años.
El lujoso hotel Westin ha contratado a Reshma Begum, la última rescatada tras 17 días bajo los escombros. Pero el resto aún se tiene que buscar la vida. Muchos piensan en volver a sus pueblos. Alguna cuenta que, si consigue una máquina de coser, vestirá a sus vecinos. Gente cercana, no desconocidos que no la conocen.

jueves, mayo 30, 2013

La destrucción, poema se Zhu Ziqing 朱自清

La destrucción | FronteraD


Andando como un fantasma en medio de la calle,
Cabizbajo, como si hubiera ido a un funeral,
¡Este soy yo!  ¡Sí, este soy yo!
Cinco rayos de luz…
Diez colores distintos…
Y yo en medio, muy cerca de ellos,
¡Qué bonito es!
¡Qué agradable de oír!
Es el fuerte olor,
Es el sabor de la tierra en la boca,
Y lo que mis manos tocan,
Lo que mi cuerpo siente,
Es blando,
Es esponjoso,
Pero ¡qué escoria! ¿No te parece?
Y me pregunto: ¿cómo he llegado hasta aquí?
Ello me repugna,
Ello me tira de espaldas,
Miro arriba, miro abajo,
¿Pasa el tiempo mientras tanto?...
Estoy soñando,
O estoy enfermo[II],
En medio de este abismo estoy yo,
Es un torbellino, es un agujero sin fin,
Y hay polvo, un polvo azul verdoso,
Y yo camino sobre el polvo
Y mis huellas apenas dejan marca en el polvo,
Vagabundeo, voy de un sitio a otro sin rumbo fijo,
Vagabundeo, voy de un sitio a otro sin rumbo fijo,
Piso fuerte y sigo caminando si saber a dónde,
Sin embargo, este no es el suelo de mi país, yo piso otra cosa.
En este viento huracanado, envejezco,
En este viento  huracanado, languidezco,
Y mi cuerpo, siempre está  débil y enfermo,
Voy arrastrando con él las sombras delgadas y negras
Que proyecta sobre el suelo,
Sombras que se diluyen en el espacio abierto,
Y pienso: «Mi querido y ahora lejano país, tú que me has visto nacer[III]… »
¡Regresa, regresa!
A pesar de la pálida luna que desparece en la oscuridad
Y que se la ve impasible sobre las aguas serenas de lago,
Y la bruma  que se instala en la noche para no dejarnos ver,
Y la bruma que se instala en la noche para no dejarnos ver
Como una cadena de montañas en el horizonte,
Todas ellas ordenadas y somnolientas;
Y debido a esa bruma, la luz no alcanza a iluminar la calle,
Solo pueden sobrevolar destellos intermitentes y caóticos de luz,
Y me pregunto: pero ¿quién encendió esa farola que es como una flor de loto?
Y se oyen unas risas: ¡Jajaja jojojo!…
Y se oyen más risas: ¡Jajaja jojojo!…
Y alaridos de miedo: ¡Ouch!…
Y entre tanto suena una flauta de bambú,
Y  también se oye el croar de los sapos en las aguas.
Todo ello me conmueve, cierto,
Pero todo ello me exaspera,
Y me digo: todo esto duerme ya «en los brazos de la hermana luna»,
Cierto, ¿quién puede decirlo si no el que flota y merodea en lo alto?,
Pero esa luna está muy sola,
Las luces de las farolas están muy lejos,
La felicidad y las risas son de los otros, por supuesto.
La flauta de bambú desprende una bella música,
Pero es una música melancólica,
Es una música intrascendente que no cambiará nada;
El sonido de una flauta es solo el sonido de una flauta.
La conmoción, sin embargo, es tuya,
La exasperación, sin embargo, es tuya,
Los otros van por todas partes como locos,
¿Quién se va a dar cuenta de que tú estás aquí con ellos?
Ni siquiera tienes amigos fuertes y poderosos,
¡Y eso es un verdadero problema den esa vida ilusoria!
Tú estás solo,
Tú tienes frío,
¡Tú no tienes gusto, no tienes ningún gusto!
Baja la cabeza
Y toma el camino que te llevará al lugar que te vio nacer.
¡Regresa, regresa!
A pesar de la belleza incuestionable
Que posee la nieve al caer desde el cielo,
Los copos que la componen se alejan de mí en su vuelo
Y acaban deshaciéndose en el vacío;
Son como las cenizas blancas del dinero de papel que ha sido quemado.
Estar todavía vivo en este mundo es ver lo que dos ojos ven en una barca
Cuando navega sobre el riachuelo de la vida:
Las impresiones de antaño, las ideas que tuviste, y las cosas que has dicho…
Todo ello queda atrás, todo ello se consumirá a tu paso,
Todo se consumirá hasta parecerse al desierto cuando anochece
Todo acabará por entrar en la oscuridad,
Todo acabará por imitar a la hierba cuando llega el otoño.
Sé que ellos saben tocar el bello instrumento musical,
Pero se les rompe la cara cuando lo hacen;
Su cara se parece a la cera de una vela cuando se derrite.
Las sonrisas de esas flores no tienen ninguna arruga,
La voz que de ordinario surge de las perlas[IV] está ahora afinada,
Ahora lucen en el cielo,
Solo lucen en el cielo,
Pero ¡evítalos!
Pero ¿qué vas a evitar si no son nada?
¡Regresa, regresa!
A pesar de que soy ya como el amigo íntimo de la nube en el cielo,
Y que nos exhibimos mutuamente,
Y que nos consolamos mutuamente,
Y que reímos y hablamos juntos,
Y que estos son los días que me ofrecen ellos,
Y que probamos el sabor de los héroes y los valientes,
Y que caminamos juntos,
Y  que parezco sin duda alguna un pulpo exuberante y poderoso,
Algo me dice que estoy en la llama roja y ardiente[V].
Es lo que también me dicen muchas bocas que están abajo,
¿Quién podría olvidarlo?
Dejo mis manos muertas,
La vida no puede ser de otra manera:
Cuando me giro, es la nube que aparece,
Y sé que va a empezar a llover,
No mires a tu alrededor,
No te gires para ver lo que pasa a tu alrededor,
¡No lo reconocerías!
El pasado fue un tiempo en el que el mundo se renovaba,
¿Quién podría ahora convencerte de ello?
Todavía queda el nombre, el nombre insípido,
El nombre vago e impreciso,
También queda la soledad, tu soledad,
Alrededor de mí no hay nada más que es el vacío,
En los cuatro puntos cardinales no hay nada más que vacío,
Ahora siento que ellos quieren que vuelva a su lado,
Mi hermano y mi hermana quieren que vuelva junto a ellos,
Quieren que esté a su lado,
¡Regresa, regresa!
A pesar de la palabra de los maestros del dao[VI],
Una palabra que suena bella e inteligente a mis oídos,
A mí me da la impresión de que la nieve cae desordenadamente;
Delante de mis dos ojos,
Los copos de nieve son como algodones que se deshacen en el aire…
Ellos me guían y yo floto con ellos, y así floté con el viento celeste
Hasta llegar al lugar de los treinta y tres días[VII]
Y la nube de los cinco colores[VIII].
Debajo de mí estaba el mundo gris,
Se le veía pequeño, muy pequeño, desde el cielo,
Se le veía lejos, tan lejos que ya no podía pensar más en él.
A esa distancia, entre las estrellas y los vientos celestes[IX],
Mi ser se reavivó,
El viento penetraba en mis músculos,
Los músculos se hinchaban y me llevaban de un lado a otro;
Si hubiese caído al bajo mundo, lo habría hecho como un globo desinflado que cae
desde el cielo.
Los otros seres pasan por encima de mí y se divierten a mis anchas,
¡Gritan y ríen como unos locos!
Además, el viento celeste me envuelve y me arrastra,
El viento se parece a la lanza de tres puntas,
¿Acabará clavándose en mis músculos?
Acabará por desmembrar mis miembros en la nube de los cinco colores
Hasta convertirme en humo.
Y así, graciosamente, desapareceré de este mundo.
Tiemblo,
Y me digo: «Lee ahora, en voz alta, la tristeza de la tierra y del cielo…»
¡Regresa, regresa!
A pesar de que tienen hambre
Y  sus manos están deformadas,
Y su cabello se ha vuelto como la hierba de otoño,
Y las cuencas de sus ojos están vacías,
Y sus pies débiles,
Y sus corazones, sobre todo sus corazones, están débiles,
Todo lo que ellos son me conduce hacia el bajo mundo,
Me tira poderosamente hacia abajo,
Hacia el mundo que me enseña  a fumar,
Y me enseña a beber más de la cuenta,
Y me enseña a frecuentar a las malas mujeres;
Esto de aquí me crea adicción,
Esto me mantiene contento y engañado,
Pero no le haré ninguna concesión a esta ilusión,
Ella no tolera que tú no le prestes atención,
No, yo no puedo estar de acuerdo con este mundo que crea tanta adicción.
Siento la decadencia del limbo,
La decadencia del corazón y el espíritu de lo que es incierto y móvil[X],
Y en la adicción
Las sombras son largas y misteriosas, y crean más adicción si cabe,
No, yo no quiero ser ese tipo de hombre,
Este tipo de hombre se pudre rápidamente, ¿no es cierto?
¡No, no!...
Mientras no te deformes como un monstruo
Podrás utilizar todavía tu fuerza natural,
¡Regresa, regresa!
A pesar de que la muerte se viste como la doncella del vestido blanco[XI]
Y se presenta con la linterna delante de mí,
Y se parece también al guerrero poderoso del traje negro[XII],
Y coge la azada y me golpea en la espalda,
Y yo, ofendido y preocupado, me acostumbro a la crueldad de las familias decadentes,
Y en un año veré con asco mi propia carne y mis propios huesos
Descomponiéndose definitivamente,
(Y los veré con mis dos ojos ya vidriosos y ensangrentados);
Y el fardo que tienen que soportar mis pobres hombros
Para que yo pueda vivir ahora en este mundo es demasiado aplastante
Y no me deja respirar,
Y mis ojos ven lo poco y miserable que he obtenido en esta vida,
Y me siento finalmente como un ser impreciso y lejano, como esa nube,
O ese humo que pasan a lo lejos y acaban desintegrándose ellos mismos;
Y en el desierto negro y blanco
Tomo sin saberlo este tipo de camino
Y me muevo como un vagabundo en medio de esa ilusión insensata;
Y ella y él —la doncella y el guerrero— aparecen junto a mí,
Y se parecen a lo mismo que he vivido yo en esta vida,
O no se parecen a lo que yo he vivido en esta vida,
Y se apoyan en esa manera de ser, en ese espíritu fantasmal
Que he tenido en cuenta para seguir vivo y al que he creído como a un guía;
Y me he ido, me he ido…
Me he ido a brazos abiertos y ciegamente hacia el lugar donde residen
Su corazón y su pensamiento…
Y ella ha esperado a que yo le haga una señal con la mano,
Y él ha esperado a que yo le salude con un movimiento de cabeza…,
Ella y él son ahora dos extraños para mí,
Y ello me intranquiliza,
Sus manos flotan en el aire,
Son seres inciertos,
Me resulta demasiado difícil definirlos,
¿Qué me une a ellos?
Además, el país de la muerte es todavía una tierra extranjera para mí,
¡Se sabe acaso cuál es la tierra que me conviene!
Yo conozco bien las fuentes de la vida,
Estoy familiarizado con ellas
Y recuerdo bien la tierra que me vio nacer,
Aunque sean unos recuerdos poco precisos,
Ellos se despliegan en mi mente con claridad,
¡Maldita sea! Mi tierra natal…
¿Acaso no me recibirá con los brazos abiertos?
Conozco el sabor de sus frutos,
También conozco el sabor de los lugares y de los amigos,
Y a aquella joven también la conozco,
Y a aquel guerrero poderoso del traje negro…
Yo preferiría volver al país que me vio nacer,
Yo preferiría volver al país que me vio nacer,
¡Regresa, regresa!
Yo lucho, lucho por regresar junto a ti,
Quiero ver mi país, su polvo, su humo,
No quedará ninguna imagen del cielo,
Todos los rayos de luz y su fulgor desaparecerán,
Mi desasosiego también desaparecerá,
Volveré a ser yo, el de antes, el de siempre,
No volveré a ver más el cielo azul verdoso,
Ni a bajar la cabeza para ver las aguas blancas[XIII];
Solo iré con cuidado,
Quiero pisar la tierra y el polvo
Y dejar mis huellas bien marcadas en ellos,
A pesar de que mis huellas serán diminutas
Y desaparecerán rápidamente con el paso del tiempo;
Mis pasos serán más lentos,
Y no volveré a coger ese camino remoto,
No soy gran cosa, soy una persona como hay tantas;
Solo puedo ver la huella de mis pasos,
Pero ello me hace ahora tan feliz…
Ese otro lugar que está tan lejos, tan lejos,
Ese otro lugar yo no volveré a frecuentarlo, no pensaré más en él.
¡No me quedaré! ¡No!
¡Me voy, me voy!...
…. ….
1923


Zhu Ziqing 朱自清 cuyo nombre de nacimiento es Zhu Zihua 朱自華, nació en 1898 en el distrito de Donghai 東海縣, en la provincia de Jiangsu, aunque a él siempre le gustó afirmar que era nativo de Yangzhou 揚州, y murió en agosto de 1948 en Pekín. La obra de Zhu Ziqing se compone de poesía 詩 (shi), prosas diversas -sobre todo ensayo (sanwen 散文)-, y una extensa obra crítica como historiador de la literatura china y hermeneuta de la nueva poesía 新詩 (xinshi). Zhu Ziqing fue el encargado de establecer la selección de poemas que formarían parte de poesía de la Gran antología de la nueva literatura china 中國新文學大系 (Zhongguo xin wenxue da xi) editada por Zhao Jiabi 趙家璧 (1908-1997) entre 1935 y 1936, obra que supuso el primer intento de establecer un canon en la nueva literatura china. Zhu Ziqing se educó en la Universidad de Pekín y a partir de 1925 ejerció como profesor de literatura china en la Universidad de Qinghua y en otras universidades tras la ocupación japonesa en 1937. Entre 1931 y 1935, estudió literatura inglesa y lingüística en Londres. Su contacto con la literatura inglesa dejó una profunda huella en Zhu Ziqing. Su obra más conocida como poeta es el largo poema La destrucción (Huimie 毀滅) publicado en 1924. Entre sus ensayos destacan las tres recopilaciones Rastros (Zongji 蹤跡, 1924), De espaldas (Beiying 背影, 1928) y Tú y yo (Ni wo 你我, 1936). Publicó también varias prosas en las que relata sus experiencias en Inglaterra. La obra de Zhu Ziqing pasa hoy por ser una de las más importantes en la formación y establecimiento de la nueva literatura en lengua vernácula y una de las figuras pioneras del movimiento reformador del 4 de mayo de 1919.

Blas Piñero Martínez (Barcelona). Ha realizado estudios de Filosofía en la Universidad de Barcelona,  lengua y literatura chinas en la Universida de París , y de postgrado en  la Universidad Pekín y en  la Universidad de New South Wales, en Sidney (Australia) ciudad en la que reside y donde es profesor acreditado de lengua china.
Publicaciones:
Traducción, notas y comentario: Antología de poemas clásicos de Lu Xun (1903-1935), en Revista de Estudios Asiáticos, Buenos Aires (Argentina), n° 16, abril, mayo y junio de 2008.
Edición y traducción: Lao She (1899-1966), El camello Xiangzi (Luotuo Xiangzi). A Coruña (España): Ediciones del Viento, noviembre 2011. 424 pág.
Traducción y notas: Lu Xun (1881-1936), La mala hierba (Yecao, 1927), seguido de Soliloquios (Zi yan zi yu, 1919). Madrid (España): Bartleby Editores, edición bilingüe, marzo 2013. 203 páginas.
Traducción, introducción y notas: El cielo a mis pies. Antología de la poesía china moderna 1918-1949. Madrid (España): Madrid (España): Editorial Hiperión, edición bilingüe. 401 páginas. Publicación prevista para otoño de 2013.