lunes, febrero 16, 2015

Relatos de la Particion de India

Relatos de la Particion de India





Seis Retratos de la Partición de la India por John Siddique

India-PartitionConocí al autor John Siddique por correspondencia. Mi hermana que vive en Oxford, Inglaterra, me había contado de un serie de publicaciones literarias de la mundialmente conocida Cambridge University Press. Ademas de libros, la editorial cuenta con multiples revistas sobre poesía y cuentos cortos, entre ellas la revista Granta.  Mi hermana me había obsequiado un ejemplar y la guardaba en mi escritorio.  Después de un tiempo me acordé de la revista y me propuse hacer una búsqueda en internet para leer algunos ejemplares publicados y encontré al autor John Siddique.  Leí sobre sus libros y me interesé en leer algo de su poesía y conocer mas sobre el autor.  Su estilo literario es elocuente y sencillo y en sus poemas laza su propia historia de inmigrante, ademas de ser hijo de padres interculturales: padre Pakistaní y madre Irlandesa.  Le escribí al autor y me respondió que con mucho gusto me contaba la historia de como se conocieron sus padres y como fue su vida de pequeño en Manchester, Inglaterra.  Su padre llegó a Inglaterra después de la partición del imperio británico, India con Pakistán.  Le propuse publicar su breve historia en español en Historias de la India, contada a través de pequeños retratos de recuerdos. Para mi fortuna el autor aceptó la propuesta con mucho entusiasmo.  Y aquí les compartimos los retratos de los recuerdos del autor.
Seis Retratos de la Partición por John Siddique
Publicado por primera vez el 20 de octubre del 2010 en la revista Granta – Cambridge, England
El poeta John Siddique reflexiona sobre el arduo viaje de su padre a Lahore después de la partición de India y cuenta en estos cortos relatos los pocos recuerdos fragmentados que guarda sobre él.
I.  Nunca 
Faizal lleva a su esposa en el bolsillo:  ella es un pañuelo blanco.  Faizal lleva a sus tres hijas en el otro bolsillo: tres piedras pequeñas recogidas desde la orilla del camino.  Sus nombres se han perdido por la caminata.  Sus hijos Mohammed y Rafiq caminan uno por cada lado.  Llevan los recuerdos de sus hermanas y su madre en silencio.  Faizal cerró su tienda de alfombras hace tres meses; extraña los tiempos en que negociaba detrás de su mostrador.  Nadie le ha dicho a Faizal porque ha cambiado India – el no es uno de los que toman té y que hablan sobre política por las noches.  Cada vez que se encuentra con una persona difunta les pregunta cuál era el nombre de su esposa.  Él pregunta y se mete las manos en los bolsillos.
Retrato de mis padres en el dia de su boda 1963
Retrato de mis padres en el dia de su boda 1963
Viendo el panorama desde lejos parece como si toda la India estuviera caminando.  Caminando hacia una línea azul en un mapa dibujado esporádicamente en una servilleta.  Mohammed Siddique, mi padre, es un joven de diecisiete años que va caminando desde Jullundur a Lahore.  Nunca será un Pakistaní, siempre será un inmigrante – son una serie de preguntas que Faizal no puede responder.
El aroma de los campos después de una llovizna ha parado por un tiempo.  La humedad incrementa.  La tierra se ve de un color rojo vivo al atardecer.  Caminan hacia una línea azul dibujada en una hoja de papel.  “Será mejor cuando estemos al otro lado de la frontera,” dice Faizal.
Se mueven a todo color, llevando todo lo que pueden.  Aunque el ojo del siglo los ve en blanco y negro como una serie de imágenes fijas en el portafolio de un fotógrafo.  Partición: suena como una pared delgada hecha de materiales simples entre las habitaciones que pueden ser fácilmente derrumbadas.  Toma la palabra en tu mano izquierda y siente su peso.  No es nada – unas cuantas hojas de papel.
II.  La Ultima Partición
La ultima vez que vi a mi padre fue en 1989; habían pasado trece años desde la ultima vez que estuvimos juntos.  Siempre se consideraba como indio.  Me dijo que nunca creería que ‘algo puro podia nacer de sangre, o de la política de gente como Jinnah, Gandhi y Mountbatten.’  Camina hacia la cocina y lo sigo.  Prepara una botana de pakoras y nos sentamos a comérnoslas con los abrigos puestos en su casa fría de North Manchester.  Me dice que finalmente se fue a vivir a Pakistan, que se ha vuelto a casar, pero que no tuvo mas hijos.  Me entrega mi herencia: una caja de conversaciones.  Fragmentos de recuerdos, espacios vacíos, cosas para las cuales no existen palabras.  Uno por uno recojo cada articulo de la caja: pertenencia, terreno, masculinidad y familia.  Les doy vuelta en mi mano.  Pongo un pañuelo y tres piedras en el bolsillo de mi abrigo.
El autor en 1970
El autor en 1970
Mi padre está elegantemente vestido.  Había aprendido como lucir una camisa y traje desde que comenzó su vida en la Gran Bretaña.  Aun cuando estaba trabajando en fabricas, parecía que tenia un poder mágico para mantener su camisa impecable.  Nos sentamos en esa casa por tres días y hablamos todo lo que pudimos, considerando los hombres que éramos.  Quería que de nuevo fuera su niño.  Yo quería contar con su presencia, un sentido de hogar por parte de él, pero ¿como se puede pedir eso?.  Gracias a mi madre, estaba bien instruido en historias de su abandono.  Con mas que la mesa entre nosotros, le dimos vuelta a la memoria como si fueran hojas de un álbum de fotografías.  Después, simplemente se desapareció sin dejar ninguna dirección.
III.  Extranjeros
Mohammed  apenas acababa de poner un pie en el nuevo país cuando su padre le dijo que se regresara de nuevo.  Faizal le advirtió que Pakistan iba a voltear el mundo al revés.  Le dijo a su hijo que él sabía de algunas personas que habían ido a Inglaterra para hacer una nueva vida.  La viruela le había marcado la cara a Mohammed dejando profundas cicatrizes, pero la pérdida de su madre y hermanas, y ahora más separación, cambió algo en su frente y en sus ojos.  El plan de Faizal es que Mohammed tomaría un trabajo en un barco mercante y Rafiq se quedaría en Pakistan.  Mohammed entonces podría hacer su vida en Manchester y mantener a la familia enviando dinero a casa.
Llegando a la estación London Road, respiro su primer aire de Manchester.  Después de las lluvias de Punjab, el mar y la oxidación en el barco, encontró que el aire norteño era oscuro y filoso.  Al tomar un taxi, le mostró al chofer un trozo de papel con una dirección mal escrita y un nombre ilegible escrito con tinta azul.  Mientras viajaba, Mohammed guardaba ese trozo de papel doblado en un libro que guardaba entre la ropa que vestía en su interior como si fuera un objeto religioso.  El papel revelaba un lugar donde alojarse y un lugar donde encontrar trabajo.  Le brindó compañía y su primer comida punjabi en mucho tiempo.  De alguna manera, la familia con la que se quedó había logrado obtener harina de chapati (trigo) y especias, y con pollo inglés el platillo tenia el sabor de casa.
Se había enterado de un trabajo en la compañía Dexine en Rochdale.  La empresa fabricaba hule y accesorios de tubería para aviones, y entre el ruido de las prensas hidráulicas, el calor y olor a hule fundido, se estableció.  Compró su primer traje y dos camisas blancas de la tienda de sastres Greenwood, y comenzó a hacer viajes semanales a Manchester o Bradford para comprar harina de chapati y especias, y de vez en cuando le ofrecía cenas a los amigos que lo habían ayudado.
Inimaginablemente cada minuto conducía a años.  Mohammed trabajó, se convirtió en galán apto para mujeres y compró una casa.  Por un tiempo mantuvo una relación con una mujer fuerte, divorciada, del norte de Irlanda que se llamaba Mary Rooney.  Se gustaban mucho pero el estaba mas interesado en su hermana Norah, quien era delicada y muy bonita con una piel de porcelana y cabello castaño.  Era natural que se sintiera atraído a una mujer que también venía de un país dividido.  Salian a pasear en su carro negro Morris Minor y frecuentemente salían de excursión a Yorkshire.  Los viernes por la noche iban a las funciones del cine ABC.
Se casaron en 1963.  Las costumbres Irlandesas de ella no encajaban bien en su casa.  A él le gustaba leer el periódico, fumar tabaco perfumado con cereza en su pipa y tomarse una botella de cerveza Guinness por las noches.  A ella le gustaba conversar; generalmente sobre los vecinos.  Eran incapaces de hacer planes y casi no hablaban de los horizontes que los unieron.  Pasaron varios años juntos teniendo hijos y sin realmente conocerse.  Se enfrentaron a la crítica y al racismo cada vez que salian: gente los insultaba, les escupían.  ‘Un Paki y una mujer irlandesa – repugnante.’  El propio padre de Norah se apartó de ella por casarse con un ‘extranjero’, y con el tiempo culpaba a Mohammed.
IV.  1970
Lo que mas recuerdo sobre mi padre es su ausencia – parecía que siempre estaba trabajando.  Mis recuerdos sobre él se asemejan a las luces de los carros en el techo capturando tu atención cuando estas inquieto en la noche y no puedes dormir, cuando en realidad lo único que quieres es la seguridad de la oscuridad.
Recuerdo en alguna ocasión cuando era un niño.  Estábamos cruzando la calle Yorkshire camino a la ferretería para comprar una pala, como mi padre quería sembrar verduras en su jardín.  Sostuve su mano mientras cruzamos la calle y me sentí seguro porque estaba con el ‘hombre grande’ y su amor me envolvió.
Las otras dos ocaciones en las que me baso para entender un sentido de él son cuando comimos pakoras con los abrigos puestos y un viaje de un tiempo mucho antes.  En 1970 decidió llevarnos a mi madre, mis dos hermanas y a mi a Pakistan a ver a su padre y hermano.  Compró un microbús Seddon Diesel de segunda mano por cincuenta libras y se pasó semanas comprando comida, instalando repisas y camas.  Compró seis correas para el ventilador.  Partimos en mayo y nos fuimos por tierra cruzando Europa y el Medio Oriente.  Imagínate ese viaje ahora: Francia, Alemania, Austria, Bulgaria, Yugoslavia, Turkía, Iran, Iraq y Afganistan; finalmente llegamos a Pakistán.
El autor de niño y la Seddon Diesel
El autor de niño y la Seddon Diesel
A veces, me imagino sentado junto a él, mirando hacia adelante a través del parabrisas de la Seddon, disfrutando de la vibración del motor diesel.  Él había estado ausente durante más tiempo de lo que había vivido en el subcontinente.  Al llegar se sorprendió que el tiempo lo había separado de su familia Paquistaní.  Mi padre se había quedado un indio y había adoptado una gran cantidad de costumbres inglesas.  Faizal se había convertido en el nuevo país.  El vínculo de padre e hijo se había roto a pesar de que mi padre había estado enviando dinero a casa desde su primer trabajo.  Ahora no podían ni mirarse.  Sin falta, cada mes Mohammed había escrito a su casa, pero las cartas y el dinero eran poco en comparación a realmente estar juntos.
Para intentar ganarse la vida, mi padre utilizó el microbús como un taxi para bodas.  Mi madre se vio obligada a permanecer en los cuartos del fondo de la casa en donde no había forma de comunicarse con las otras mujeres.  Faizal se había vuelto a casar y su hermano Rafiq tenía su propia familia.  Faizal despreciaba a los niños de raza mixta y la mujer blanca que su hijo había traído con el.  Pensó que era terrible que se había casado con una mujer no Musulmana.  El taxi para bodas no pudo recaudar dinero.  El viaje finalizó el matrimonio de mis padres y mi madre decidió irse.  Mi padre ya estaba harto de sentirse que no pertenecía en Inglaterra y de tener que hacer trabajo pesado de obrero y no tener la oportunidad de subir de puesto de supervisor o gerente.  De nuevo, decidió convertirse en un inmigrante.  Esta vez, se fue a Alemania porque había oído que había mejores puestos de trabajo y que era más civilizada.  Mi madre, mis dos hermanas y yo nos regresamos a Inglaterra por avión en enero de 1971 cuando hacía mucho frío y habían decimalizado el país.
Después de la separación de mis padres, mi padre nos visitaba cada año por las fechas navideñas.  Llegaba con regalos queriendo hacer lo correcto ante todos.  Siempre me traía un paquete de obleas con caramelo de la marca Tunnock.  Trataba de no comérmelos tan rápido para que me duraran por mucho tiempo.  Se las arregló para visitarnos ritualmente año tras año hasta que cumplí trece años; después de un tiempo, su nombre era algo que no se podía decir en voz alta.  Mi madre dejó de mencionarlo a menos que sea para cargarlo de culpa.  Mis hermanas y yo aprendimos a mordernos la lengua.
V.  Problema de Imagen
Está lloviendo en Pakistán; la ayuda es insuficiente y lenta en llegar.  Cuando se trata de mostrar Pakistán, los noticieros Británicos siempre muestran imágenes muy especiales mostrando manos extendidas pidiendo ayuda.  Si aun todavía vive mi padre, podría estar atrapado en las inundaciones.  Imagínate sobrevivir la partición y ahora esto.  Desde hace diecinueve años que no he visto a mi padre y me preocupa.  En el pasado, intentaba encontrarlo colocando anuncios en el diario Jang de Pakistán.  A veces me dan ganas de ir personalmente y pararme en una calle y pedir ayuda.  Cuando era niño, recuerdo haber corrido entre los surcos de algodón comiendo caña pero algo me detiene y no me permite regresar – el temor de no encontrarlo o el temor de encontrarlo muerto.
VI.  Obsequio
Mi padre nunca regresó a su ciudad natal.  Por lo que en el año 2008 viajé a la India para encontrar el comienzo de esta historia.  Necesitaba situarme en su paisaje y caminar en sus pasos.  Quería deshacer la partición y devolver su espíritu a la fuente.  Me traje la única buena fotografía que tengo de mi padre tomada en el día de la boda de mis padres.  Esta sonriendo a punto de subirse al carro de bodas.  Su cabello estaba peinado hacia atrás y untado con el famoso brylcreem para darle brillo.  Su traje lucía perfecto.
Decido soltarme y perderme en Jullundur.  Al encontrar un parque entre un callejón, me siento y saco la fotografía de mi cuaderno.  Me rodaron las lagrimas.  Estamos cruzando la calle de la ferretería, mi mano de niño envuelta en la suya.  Estamos en la casa de Manchester y el está haciendo pakoras.  El sol brilla sobre nosotros y sobre las otras personas que pasean por el parque mientras continúan con sus caminatas y conversaciones sin ponernos ni las mas mínima de atención.
John Siddique
John Siddique
John Siddique es el autor del recital de poemas Full Blood – Un Almanaque, Poems of a Northern Soul, y el Prize.  Es co-autor de la historia/memoria Four Fathers.  Su poesía, ensayos y artículos se han publicado en la revista Granta, The Guardian, Poetry Review, The Rialto y en Radio 4 BBC.  Es miembro de Royal Society of Arts, y es recipiente del premio literario Royal Literary Fund Fellow en la Universidad York de St. John.
Un breve resumen sobre la partición del Subcontinente Indio en 1947
En el año 1947, el territorio del subcontinente que hoy comprende India, Pakistán y Bangladesh, estaba bajo el control del gran imperio británico, conocido como el Raj.  En Agosto de ese año, la colonia Británica se independizó de la autoridad de la corona, y ésta a su vez se dividió en dos naciones: India y Pakistán, de acuerdo a las religiones mayoritarias: Hinduismo e Islam.  A estas divisiones se les llamó partición, la cual condujo a los nuevos estados soberanos con sus respectivos gobiernos independientes.
Aunque el domino de Pakistán fue creado en 1947, no fue hasta 1956 que se convierte en la primera República Islámica del mundo.  La nueva ciudad de Islamabad reemplazó Karachi como capital a mediados de la década de 1960.  La colonia Británica en el Subcontinente Indio estaba formada por provincias, estados y agencias estatales.  Una Unión de India independiente fue creada en 1947 y se colocó el nombre de República de India en 1950.  El estado Punjab se dividió en dos.  La mayoría Musulmana del occidente se convirtió en Punjab como un provincia de Pakistán, mientras que la mayoría de religion sikh e hindú ocupa la parte oriental y pasó a ser Punjab, un estado de India.  Bengala fue dividida en el estado Indio Bengala Occidental y Pakistan Oriental, el cual se convirtió en 1956 en Bengala Oriental hasta que en 1971 cambió su nombre a Bangladesh.
Hoy en día existen conflictos entre India y Pakistán que abarcan cientos de años.  Sus antecedentes históricos sin exagerar, datan desde alrededor del año 1000 por lo que comúnmente se le conoce como el conflicto de los mil años.  Los practicantes del Islam habían alcanzado un importante y fuerte poder religioso en la zona del Medio Oriente y buscaron expandirse hacia India.  Como parte de su mandato religioso en combatir a los infieles y por la atracción a las riquezas indias pertenecientes a los reyes, partieron en su búsqueda y adquisición de nuevos territorios.  Los indios practicantes del hinduismo y de una filosofía pacifista no pudieron defenderse de la invasión.  Con los años, el conflicto entre los dos países ha desatado guerras y tristemente al dividirse el territorio se dividieron familias, unas por un lado de la frontera y otras por el otro.  Algunas familias que decidieron irse de India y Pakistán, llegaron a Inglaterra, debido a ciertos acuerdos que forman parte de la Mancomunidad de Naciones o British Commonwealth en inglés.  Posteriormente se firmó un acuerdo llamado: Pakistan Act of 1973, que creó una ventana temporal para que nacionales Pakistaníes se registren como ciudadanos del Reino Unido y sus colonias.  El padre del autor John Siddique es uno de los cientos de Pakistaníes que decidieron irse de la nueva Pakistán en búsqueda de una nueva vida en Europa y fue así como conoció a su madre, una mujer irlandesa con la que contrajo matrimonio.  De ese matrimonio nacieron dos hermanas y el autor.
Texto Traducido por Leticia Alaniz
Fotografías:
Cortesía de John Siddique
Ilustraciones:
Lorena Mena

jueves, febrero 12, 2015

La odisea de Mahmud Traoré: tres años recorriendo África para llegar a Sevilla (Europa) | Tam-Tam Press

La odisea de Mahmud Traoré: tres años recorriendo África para llegar a Sevilla (Europa) | Tam-Tam Press

Mahmud Traoré, minutos antes de iniciar su charla. © Fotografía: L. Fraile.

Mahmud Traoré, minutos antes de iniciar su charla. © Fotografía: L. Fraile.



Por LAURA FRAILE
últimoCero
“Cuando los africanos cuenten en primera persona sus expectativas de habitantes y exploradores del mundo, se habrá acabado el exotismo”. Esta frase, que corresponde a la escritora Fatú Diome, introduce el libro `Partir para contar. Un clandestino africano rumbo a Europa´, una obra en la que Mahmud Traoré se resiste a ser un número más para hablar de la experiencia que marcó un antes y un después en su vida.
Él nació hace 31 años en Temanto, un pueblo de la región senegalesa de Casamance situado a 7 kilómetros de Guinea-Bissau. Cuando aún no había alcanzado los 20 optó por abandonar sus estudios en Dakar para probar suerte en Europa. Esta decisión le llevó a iniciar un largo y penoso viaje de tres años en los que recorrió países como Malí, Níger, Libia, Argelia o Marruecos. Desde allí llegaría finalmente a Ceuta, donde participó en uno de los saltos colectivos a la valla. Su última parada sería Sevilla, ciudad en la que vive actualmente y donde trabaja como carpintero.
“No soy un héroe. Mi historia es sólo una de todas las que pueden contar los miles de inmigrantes subsaharianos que hacen el mismo camino. Sería difícil hablar por todos los africanos”, aclaró este lunes desde el Aula Mergelina (en la Universidad de Valladolid), donde fue invitado por Umoya para contar su experiencia. Su testimonio partió de la motivación que le impulsó a abandonar Senegal, un país empobrecido por culpa de la pesca ilegal en el que en un momento dado los cayucos sumaron a su función de trasladar a los pescadores la de servir como medio de transporte para alcanzar Europa.
En el caso de Mahmud, el viaje fue por tierra, lo que le llevó a tener que lidiar con el negocio de los migrantes clandestinos, la extrema dureza del desierto, el cambio de identidad y la resistencia al deseo de abandonar. “Regresar genera un sentimiento de que has fracasado”, comentaba este lunes. Su testimonio también reconoció los gestos de solidaridad durante el viaje, ayudas que le permitieron continuar con un objetivo que al fin alcanzó en el año 2005, aunque después de tres intentos de salto a la valla y de varias devoluciones en caliente.
Su historia ha sido publicada en el libro `Partir para contar. Un clandestino africano rumbo a Europa´,una obra coescrita entre Mahmud y el periodista francés Bruno Le Dantec que inicialmente se editó en Francia. La editorial logroñesa ‘Pepitas de calabaza’ es la responsable de que ahora podamos leerlo en España, país en el que actualmente vive este joven senegalés. Su libro recorre a lo largo de casi 300 páginas una experiencia que emerge a través de una treintena de capítulos que finalizan con un postfacio escrito por Bruno Le Dantec. En este apartado, este periodista analiza el origen y las consecuencias de los saltos a la valla, denuncia la manipulación mediática del fenómeno migratorio y ofrece su visión acerca del papel jugado tanto por la agencia Frontex (que se dedica a la gestión de las fronteras) como por las llamadas “ayudas al subdesarrollo”.

Umoya y las XIV Jornadas sobre África

La intervención de Mahmud Traoré de este lunes fue posible gracias a la invitación de Umoya, una organización que ha elegido la emigración hacia Europa como tema principal para sus XIV Jornadas sobre África. Esta iniciativa, que este jueves contará con la presencia de Eduardo Romero, ofrece la oportunidad de conocer las diversas realidades de un continente del que aún nos queda mucho por conocer.
Esta situación ha animado a los integrantes de Umoya a iniciar un programa radiofónico de periodicidad mensual llamado `Jammu África´. “Lo grabamos en la emisora Onda Verde. En él incluimos varias secciones como Hablamos de África, donde ofrecemos noticias, o Sabías qué, en la que reconocemos la labor de personalidades africanas. En el último programa, por ejemplo, nos centramos en el escritor y filósofo Camara Laye, así como en el historiador, antropólogo y físico senegalés Cheikh Anta Diop. En la sección África, esa gran desconocida hablamos de la historia de este continente y en Te interesa saber ofrecemos una agenda de actividades de Valladolid que están vinculadas a África”, aclara Pedro Sanz, que es uno de los miembros de Umoya.
Según adelanta, en abril organizarán una exposición de arte africano que podrá verse en el centro cívico José Luis Mosquera. Después, a finales del mes de mayo, comenzará su ciclo de cine, otra de las actividades principales que nutren la programación de este Comité de Solidaridad con el África Negra.
Noticia relacionada:
El cartel.

miércoles, febrero 11, 2015

Anthony Braxton, una revolución está en marcha

Anthony Braxton, una revolución está en marcha | Cultura | EL PAÍS

Anthony Braxton, una revolución está en marcha

El saxofonista, compositor y filósofo, leyenda del jazz y la música improvisada, ofrece esta noche en Madrid una de sus intensas veladas

 Bristol 24 ENE 2015 -
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El multiinstrumentisa y compositor Anthony Braxton (Chicago, 1945). / PETER GANNUSHKIN


El hombre con aspecto de poeta sin suerte es una leyenda del jazz y de la música improvisada, así como uno de los compositores más radicales e insobornables del último medio siglo. Anthony Braxton (Chicago, 1945) se halla en un hotel de Bristol enzarzado a mitad de una frondosa explicación de tintes hermenéuticos sobre “el modelo tricéntrico, filosófico y musical” al que ha consagrado su vida y sobre lo sucedido la noche anterior, cuando ofreció para un auditorio de gente extremadamente respetuosa llegada de todos los rincones del país su primer concierto en Reino Unido en una década. Una experiencia intensa y estimulante, desconcertante e inspiradora, que forma parte de la gira europea que le llevará hoy, con las entradas agotadas, a la XIX edición del Festival Hurta Cordel, organizada por la Asociación Española de Improvisadores Musicalibre en La Casa Encendida de Madrid.
Aunque en realidad, todo había empezado con una pregunta aparentemente sencilla.
--Señor Braxton, ante la perspectiva de cumplir en junio 70 años. ¿Teme a la vejez?
--¡No me importa! Tampoco me preocupa la muerte. Lo que me aterra es estar vivo y no trabajar. Todo lo que desee hacer con mi música lo tengo que hacer ahora. Me estoy quedando sin tiempo. Ya no tengo cuarenta años y soy consciente de ello. Urge colocar las piedras estructurales esenciales en su lugar, terminar de construir elmodelo; así, en el futuro, los músicos podrán explorar mi trabajo.
Partitura de 'Composition No. 363e (+ 272, 363g, 365e, 365g)'. / ANTHONY BRAXTON
Y entonces el extraordinario multiinstrumentista (saxos, flauta, piano, clarinetes…) se lanza a una exigente disertación de 20 minutos, no exenta de improvisación, sobre su “modelo”, un sistema de pensamiento holístico, “donde todo es uno y uno es todo”, una mezcla de musicología, filosofía, religiones orientales y ciencia realmente difícil de resumir sin caer en la traición. En el complejo sistema de ideas que nutre sus escritos, los legendarios Tri-Axium Writings y las Composition Notes, y su trabajo como profesor universitario, del que acaba de jubilarse, las composiciones (que pueden ser tocadas con todas las instrumentaciones y en todos los órdenes posibles o, idealmente, acabar mezcladas en una sola, “como en un juego de Lego”) reciben un número por toda distinción y se leen como diagramas que, con los años, han ido sofisticándose hasta tomar la forma de acuarelas geométricas. El conjunto se divide en 12 estadios diferentes, “cinco de los cuales están aún por elaborar”, que se superponen en un sistema “transidiomático, que no es jazz, pero tampoco es clásica”, y "transtemporal, dado que una pieza se puede tocar durante un segundo o hasta el infinito”. “Propongo una forma distinta de interpretar y componer a la empleada en los últimos dos mil años, salvo durante la Edad Media, cuando había mayor creatividad y todo era más inesperado”.
Con tales antecedentes, no cuesta adivinar que es necesario haber sido uno de esos alumnos cuya vida cambió el músico (“el resto salió corriendo en dirección contraria a mis clases”) para formar parte de una banda de Braxton, profesor de la prestigiosa universidad estadounidense Wesleyan (Connecticut) o, antes, del Mills College (Oakland). La formación electroacústica Diamond Curtain Wall Music Quartet que llega a Madrid la completan tres de ellos, adscritos a la estética jazz aunque alejados de sus corsés tradicionales: eltrompetista Taylor Ho Bynum, la formidable guitarrista Mary Halvorson y el saxo James Fei.
También se comprenderá que el periodista buscara algunas respuestas en Bynum, de 39 años,una vez que, terminada la charla, Braxton se hubo esfumado entre las brumas de Bristol, uno de los escenarios en los que transcurre Forces in Motion. The Music and Thoughts of Anthony Braxton (Da Capo Press), el libro que  Graham Lock escribió sobre su gira británica de 1985 y que es algo así como un nuevo testamento para sus seguidores. Bynum, además de uno de los músicos más interesantes de la escena independiente estadounidense de jazz, ejerce de director ejecutivo de la Tri-Centric Foundation, creada hace cinco años para velar por el legado de Braxton y hacer posible proyectos como la culminación del ciclo operístico en 36 actos que el compositor ha bautizado Trillium y espera terminar para 2020; una de las empresas más ambiciosas del tipo que en los 60 imaginó una pieza para ser interpretada por 100 tubas y otra para que la tocaran orquestas en diferentes planetas. Para ello, la fundación cuenta “sobre todo con los ahorros de Anthony”, con donaciones particulares y el apoyo de alguna institución, como el National Endowment of the Arts, agencia federal que distinguió al saxofonista en 2014 como “Maestro del Jazz”.
Notario y contable del universo Braxton, Bynum, que trabaja con él desde hace una década, explica que la banda viaja con “un buen número de sus composiciones gráficas en el disco duro”. “Poco antes, él decide qué tocaremos, las imprimimos y nos lanzamos a un emocionante vacío. No contienen reglas específicas sobre cómo actuar, pero sí, información numérica que puedes usar como indicativo de la escala o los intervalos de repetición o para decidir, por ejemplo, si un sonido será corto o largo. También ofrecen formas y colores para ser interpretados desde un plano emocional. Básicamente, lo que él busca es que tú tomes las decisiones”.
'Composition No. 364a', una de las partituras de Braxton interpretadas el martes en Bristol. / ANTHONY BRAXTON
A la pregunta, ciertamente estrecha, de qué porcentaje de lo que había sonado la noche anterior obedeció al azar, el trompetista  respondió: “Todo estaba 100% compuesto y todo fue 100% improvisado. Por eso, nunca podríamos repetir un concierto”. Bynum mandó al día siguiente por correo electrónico la lista de temas interpretados en Bristol el miércoles. En el primer pase, el cuarteto tocó la Composition  No. 363e (+272, 363g, 365e, 365g). En el segundo, la No. 364a (+147, 363f, 368e, 368f).
“Necesito a gente como Taylor, familiarizados con el modelo, a mi alrededor”, explica Braxton. “Ya no me interesa moverme en un contexto de free jazz o quedar con un tío para tocar [el standard]How High The Moon. Me interesa la improvisación, pero no exclusivamente. Lo mismo que la composición. Busco en la música lo que la vida me ha deparado. Mi existencia no ha transcurrido sólo en la comunidad afroamericana, ni únicamente en los círculos de la música seria europea. Mi realidad siempre ha sido intermedia y lo he pagado caro. Nunca han sabido a qué atenerse conmigo. ¿Es música negra o blanca? ¿Soy un improvisador o un compositor? ¿Por qué demonios carezco de swing? Tanta indefinición complica la aceptación en muchos círculos. En EE UU, política y creativamente los músicos como yo hemos sido completamente marginados. No somos underground; estamos por debajo del underground. El movimiento neoconservador de Nueva Orleans (Wynton Marsalis y los demás) te dirán que no soy un negro auténtico. Estoy acostumbrado, pero ahora me veo obligado a pelear con más fuerza con esos corsés, porque si no se hace mi música ahora ahora... ¿cuándo se hará? Se me acaba el tiempo”.
Es obvio que, a diferencia de otros músicos de su edad, Braxton no se ha convertido en una banda tributo de sí mismo. Su obra avanza constantemente a un ritmo que se diría exponencial. Si se estudia atentamente, su propuesta, tildada de demasiado fría y cerebral por sus detractores, es distinta de la última vez que una versión de esta misma banda actuó en Madrid en 2007 (entonces, explica, interpretaban algo llamado Ghost Trance Music, que hoy integran en un nuevo sistema, bautizado como Falling River Music).
Para seguir progresando sin distracciones, Braxton, “divorciado este año, tras una separación de 18 años”, se ha mudado cerca de Bynum (y del sello y estudio Firehouse 12, con sede en New Haven, Connecticut, con los que ambos están asociados) y ha dejado la enseñanza, que evitó que el músico innegociable y sus tres hijos (entre ellos, Tyondai, líder de la banda de rock experimental Battles) “murieran de hambre” a principios de los 80, tras su extraña aventura como parte de la multinacional Arista (recogida en la sensacional caja del sello Mosaic The Complete Anthony Braxton Arista Recordings) y después de dedicar un disco (In the tradition Vol. 1, de 1974) a la farmacéutica Roche, por fabricar el valium que le ayudó a "sobrellevar años de extrema pobreza".
Su pacto con la academia no fue la primera vez en que se vio obligado a buscar alternativas de sustento; a principios de los setenta se ganó la vida como jugador de ajedrez en las calles Nueva York, cuando sus primeras aventuras musicales parisinas con la Creative Construction Company (junto a Leroy Jenkins y Leo Smith) acabaron en desastre.
Antes, el autor de For alto (1969, primer disco de saxofón solo de la historia) formó parte en su Chicago natal de la Association for Advancement of Creative Musicians (AACM), colectivo creado en 1965 para fomentar nuevos lenguajes jazzísticos. La asociación, aún en activo, cumple este año medio siglo. “El movimiento propuso nuevos acercamientos a la música y la composición, que no podrían haberse hecho desde Nueva York, con todo el sistema industrial de las compañías de discos presionando a los artistas. Creo que la AACM fue muy importante para mí, me ayudó a encontrar mi camino, pero no formo parte de ello desde hace unos treinta años. Hace mucho que no tengo ninguna conexión con Chicago. Me siento conectado a los músicos jóvenes de todas las razas que trabajan en torno a la fundación; representan un ciclo completamente nuevo en términos de creatividad y compromiso. Muchos de ellos, antiguos alumnos, se han convertido en mis maestros en asuntos como las nuevas tecnologías. La AACM siempre tuvo un sesgo demasiado africanista. Y a  mí me interesó desde muy joven la universalidad".
La AACM tiene previsto celebrar el 50º aniversario con un gran concierto en Chicago, pero Braxton no figurará en el cartel. La única concesión al pasado que piensa hacer este año es un disco séptuplo de homenaje al pianista y compositor blanco de jazz Lennie Tristano.