domingo, octubre 17, 2010

Literatura y exilio, un “buen salvaje” escribiendo en París

Literatura y exilio, un “buen salvaje” escribiendo en París: "Al llegar a cada ciudad nueva el viajero encuentra un pasado suyo que ya no sabía que tenía: la extrañeza de lo que ya no eres o ya no posees más te espera al paso en los lugares extraños y no poseídos.
Italo Calvino, La ciudades invisibles

'Resueltos temporalmente mis problemas económicos con los cien francos nuevos -diez mil antiguos es más estimulante- que me prestaron en el Consulado, tengo por lo menos diez días tranquilos para comenzar mi novela. Estoy resuelto a escribirla'. Así empieza El buen salvaje del colombiano Eduardo Caballero Calderón (1910-1993), novela cuya lectura nos sugiere mucho más de lo que anotó la crítica especializada en el momento de su aparición, en 1965, cuando, al ganar el prestigioso Premio Nadal, la literatura colombiana alcanzaba una buena posición internacional (1). Manuel Mejía Vallejo (1923-1998), había obtenido el mismo premio en 1964 con El día señalado. Y es muy curioso que muchas de las preocupaciones planteadas por Caballero Calderón, en torno a lo que podría ser 'la novela latinoamericana', confrontaran dos realidades paradigmáticas, precisamente las que le preocupan al protagonista de su novela, cuando éste se pregunta dónde debería situar el lugar de la ficción: en el espacio rural o en el urbano, en la provincia o la ciudad, dos campos conceptuales, desglosados exhaustivamente en la ensayística latinoamericana, que le inspiran un proyecto de novela. A partir del mito de los hermanos enfrentados: Caín, el agricultor y Abel, el traidor, el protagonista de El buen salvaje especula sobre el desarrollo del tema. 'Necesito ganar un poco de dinero para vivir y escribir mi novela sobre Caín y Abel, el campesino y el ciudadano' (2).

- Enviado mediante la barra Google"

No hay comentarios: