domingo, junio 19, 2016

Juan Tallón: "El bar es la casa a la que siempre puedes marcharte; los bares son nuestras biografías" - Faro de Vigo

Juan Tallón: "El bar es la casa a la que siempre puedes marcharte; los bares son nuestras biografías" - Faro de Vigo





Juan Tallón: "El bar es la casa a la que siempre puedes marcharte; los bares son nuestras biografías"

"La ventaja de la infelicidad es que con el tiempo se convierte en literatura" - "Escribo para una pared; el lector no existe"

19.06.2016 | 04:56

Juan Tallón apuraba ayer el vermú en el bar Cortés de la calle Lepanto, con la Catedral de Ourense al fondo. El dueño de la taberna, en el espejo. // Brais Lorenzo
Juan Tallón apuraba ayer el vermú en el bar Cortés de la calle Lepanto, con la Catedral de Ourense al fondo. El dueño de la taberna, en el espejo. // Brais Lorenzo
El universo de Juan Tallón (Vilardevós, Ourense, 1975) cabe en un artículo que puede comenzar con una visita a tientas al baño y desembocar en cómo trataba Borges el sexo. O recrearse en las vistas al tendedero de la vecina, "que quizás determinasen más mi estilo que la lectura y la digestión de Faulkner". Un borbollón de libros y citas, anécdotas, escenas fascinantes de películas, sentencias personales y alusiones al alcohol, sobre todo literarias, adereza los artículos de "Mientras haya bares" (Círculo de Tiza), una recopilación de textos publicados en medios como El ProgresoJot Down o su blogdescartemoselrevolver.com. ¿Sus razones? "Escribo para no hacer cosas aún peores", despeja en la cubierta. Tallón, que también colabora con El País y la Cadena Ser y es autor de las novelas "Fin de Poema" (2013) y "El váter de Onetti" (2014), así como de los ensayos "Manual de Fútbol" y "Libros Peligrosos" (2014), se sienta en la terraza del Trampitán de Ourense y pide un vermú.
- "Mientras haya infierno y bares cerca, hay esperanza", sentencias. Parece más que suficiente para que los bares merezcan el título de un libro.
- Es la casa a la que siempre puedes marcharte y una parte de la biografía de casi todo el mundo. A partir de los bares pisados a lo largo de la vida se puede reconstruir una parte de la historia de cada uno. Nuestros bares son nuestras biografías.


- En España somos potencia: 280.000 locales hosteleros; el país con más bares por habitante de la Unión Europea, uno por cada 170.
-Tenemos una cultura de bar que casi ningún país tiene. Podemos pensar en Irlanda, con el concepto del pub, pero en ningún otro lugar se vive de una manera tan natural esa convivencia entre el bar y el hogar; sales de casa pero te vas al bar, pasas de una casa a la otra. Es absolutamente español.
- Relatas en uno de los artículos del libro cómo James Joyce, César Aira, Hemingway o el poeta José Hierro creaban en los locales. ¿Eres también de los que buscan inspiración entre el ruido de la mesa de al lado, la cafetera y la barra?
- Puedo tomar alguna nota, pero nunca he escrito en los bares con demasiado fortuna. Necesito más intimidad, a pesar de que el bar es perfectamente solitario aunque esté lleno de gente. Puedes estar solo, si quieres, en la mitad de un huracán. Yo escribo en casa o en las bibliotecas. En casa, preferentemente, porque puedo estar descalzo o en zapatillas.
- Escribes "para no hacer cosas aún peores". Y en tus textos lo que más florecen son las citas y las historias sobre literatura y autores.
- Siempre me interesaron los procesos creativos de la literatura, la obra y la vida de los escritores, porque al fin y al cabo son con quien más convivo, más incluso que con los camareros. Como resultado de esa convivencia extraigo un material narrativo que me sirve para escribir mis propias historias. Tienen mucha presencia porque creo que sirven para contar las cosas que yo, por mí mismo, no soy capaz de contar. Las vidas de esos otros escritores son útiles para expresar lo que quiero evocar.
- Temas menos ligados a la actualidad, con exponentes del nuevo columnismo como tú, Jabois, Manuel de Lorenzo, Antonio Lucas o algún otro, ¿han llegado para quedarse en la opinión de diario?
- Cada vez estamos más atosigados por la información. Tenemos muchos datos pero nos falta algo más. Toda esa lluvia constante de actualidad acaba provocando cierto hastío y uno procura un paraguas para aislarse de la tormenta. Algunos columnistas, o mejor dicho algunos columnistas algunos días, tratan temas que escapan de la actualidad pero que forman parte de la realidad. La actualidad caduca cada minuto y muere una vez que toca el suelo; la realidad es mucho más duradera.
- Has sentenciado en alguna entrevista que el lector para ti está muerto. ¿Para quién escribes?
- El lector no existe. Para mí el lector no está inventado en absoluto. Yo escribo para una pared, para mí mismo. Eso me ayuda a evitar lo que en literatura a veces es común: fingir. Creo que el texto será más honesto cuando piensas en el texto en sí y no en un texto para alguien. Después no hay un perfil de lector, hay muchos lectores distintos entre sí. El lector está muerto antes de publicar y después aparece.
- Como lector ávido que eres [en su anterior obra, Libros Peligrosos, hiló en un continuo las claves de 100 libros que lo marcaron], ¿qué es más importante: leer, subrayar, anotar...?
- Asimilar. Hay lecturas que te perturban y van directas a tu libreta para tenerlas siempre a mano. Yo siempre leo con bolígrafo y libreta. Cuando un libro me perturba o me provoca cierta relajación me gusta dejar constancia por escrito.
- Amante de la intertextualidad, ¿te gusta ver tus frases en textos ajenos?
- Todos robamos pero no todos consiguen ser robados. Es una buena señal que alguien subraye y copie un texto o una frase tuyos; no sé si se puede aspirar a mucho más.
- En varias de las columnas aparece casi como un personaje La Redacción, a veces como lugar desapacible. ¿Esa época de periodismo entre cuatro paredes qué supuso?
- Esa época es un fuego que nunca se apaga. Si bien en el momento me produjo una gran infelicidad, con el tiempo se está transformando en un instante gozoso que no termina. Me proveyó de un interesante material narrativo. Esa es la ventaja de la infelicidad, que con el tiempo se convierte en literatura. La felicidad es más efímera y breve, y no siempre eres consciente de que la experimentas, pero sí cuando estás delante de un momento infeliz.
- Por lo que leo, si en algún artículo se alude a las pajas, se dice.
- Lo políticamente correcto es la gran amenaza del columnismo. Si hay que hablar de pajas, se habla. Es un material narrativo como otro. El humor es una atmósfera, no es una opción, es un elemento más del oxígeno con el que trabajo, algo que inevitablemente se filtra. No hay que abusar de él, pero tampoco aguantar la respiración. Para que sea efectivo no puede ser una constante, sino muy puntual, que entere sin avisar para iluminar una habitación como un mechero encendido.

martes, junio 14, 2016

Eva Heyman



Eva Heyman


Web oficial de Adolfo García Ortega - Otra Galaxia - Eva Heyman










19 de mayo
Cae en mis manos un libro singular titulado ‘He vivido tan poco’ (Ned Ediciones). Es el diario que escribió una niña de trece años llamada Eva Heyman en los tres meses previos a su deportación a Auschwitz, en mayo de 1944, desde la ciudad húngara de Varad (hoy Oradea, Rumanía). El texto es propio de una adolescente; está lleno de observaciones y comentarios precisos y atinados sobre el mundo que la rodeaba y sobre su vida de niña que despierta a la vida, a los conflictos, al amor y a la turbulencia de los hechos adultos. Es un diario excepcional en sí mismo, por su asombrosa madurez y gracilidad. Sin embargo, no sería más que el diario de una chica avispada y pizpireta…si no hubiera muerto como murió. A lo sumo, sería el diario de una narradora en ciernes. Pero la muerte lo cambió todo: la sabida deportación de cientos de miles de judíos húngaros a partir del verano de 1944 y su posterior asesinato en los campos de exterminio, convierten a este diario en una pieza inmortal, en un símbolo, en una luz, en una obra ‘necesaria’. Tan necesaria como lo son hoy en día los diarios de Ana Frank o de Hélène Berr, hallados y publicados después de sus respectivos asesinatos.
El diario de Eva Heyman nos trae a Eva Heyman en toda su realidad y nos sume en su percepción de las cosas. Nos hace como ella. Nos hace cómplices de su vida. Poseemos sus secretos, optamos por sus opiniones, temblamos con sus mismos temores y ansiedades. Igual que sucede con los de Ana Frank o Hélène Berr (esta algo mayor que las otras dos pero igual de bondadosa e inocente), es un texto que plasma la evolución del viaje diario hacia la asunción de la anormalidad como parte de la normalidad. En el diario de Eva Heyman, esa ‘anormalidad normal’ son hitos terribles, como cuando el 19 de marzo del 44 los alemanes invaden Hungría; o el 29 de marzo los nazis empiezan a requisar a los judíos, paulatinamente, todos sus objetos, primero la ropa de cama, luego las máquinas de escribir, luego bicicletas y cazuelas, luego radios y libros, luego la ropa de vestir y la plata, etcétera; o el 31 de marzo les obligan a llevar la estrella amarilla cosida a la ropa. Los tres diarios de de esas niñas inocentes hablan con una fría normalidad de lo que ocurre a su alrededor en aquella época y leerlos hoy, sabiendo lo que aconteció posteriormente, produce un inevitable escalofrío de horror y de piedad. Cuentan con naturalidad el cataclismo social y político del momento y relatan la destrucción de los judíos europeos con un insólito sentido de la fatalidad.
En ‘He vivido tan poco’ (título puesto por Agi, la madre de Eva, quien editó los diarios en los años sesenta y posteriormente se suicidó), Eva habla por igual de hechos personales, familiares o de su entorno, ajenos al devenir que el destino la tenía preparado. Sucesos como la pérdida de la farmacia de su abuelo Racz, o el comportamiento de su histérica madre, o el apunte de su primer enamoramiento, o el traumático divorcio de sus padres, o la presencia fantasmal de su amiga Marta, llevada a Polonia unos meses antes que ella, delatan la vida intensa que Eva Heyman experimentaba a sus trece años. Una vida que la publicación de su diario rescata por encima de toda muerte y cuya lectura actual sirve para que, como pedía el escritor húngaro Imre Kertész, Auschwitz no sea un ‘recuerdo muerto’.
Auschwitz siempre será ‘vida no vivida’. El diario de Eva Heyman es un libro que nos avisa de una escritora, de una narradora muy talentosa. ¿Habría sido escritora, de haber sobrevivido a los campos? ¿Habría sido fotógrafa de prensa, como dice ingenuamente que quería ser? Da igual lo que hubiera sido, el caso es que no lo fue. Esa es la clave. Fue cercenada para que no existiera más. Esa es la vida que se volatilizó, que no volverá. La vida no vivida que se desparrama en Auschwitz como el agua se cuela por los dedos de una mano. Al leer diarios como este de Eva Heyman, se nos brinda la oportunidad de ser conscientes de la enorme cantidad de vida que no volverá, que se perdió por generaciones. Justo es recordarlo. Y obligatorio. Ya el título alude a ello: ‘He vivido tan poco’, que equivale a denunciar ante las generaciones futuras que la brevedad de una vida corta es más breve aún cuando se extermina brutal y gratuitamente.
En la Hungría de final de la guerra, más 480.000 judíos húngaros son asesinados a partir del verano de 1944. Suponen la última gran bolsa de judíos que pasará por Auschwitz, ya al final, cuando ellos mismos creían que se habían librado, que la cosa no iba con ellos. Pero, ¿de qué ‘cosa’ se trataba? No lo sabían muy bien, desconocían la verdadera suerte del resto de judíos europeos. Cierto que les llegaban rumores y oían la BBC de Londres advirtiendo de los campos de exterminio, pero pensaban que era propaganda antipatriótica (y los judíos húngaros eran, antes que judíos, patriotas húngaros); y cuando pudieron tener una información veraz, los nazis les quitaron los aparatos de radio. No sabían, por tanto, nada de Auschwitz ni de los campos polacos. Y quienes lo sabían, lo ocultaron para que no cundiera el pánico entre los judíos. Por eso, los 480.000 judíos húngaros vivían en una relativa ignorancia. El diario de Eva Heyman da fe de esa burbuja en la que existían. La última anotación data del 30 de mayo del 44. Eva llega a Auschwitz el 3 de junio. Muere el 17 de octubre. De edades parecidas, hay un inevitable paralelismo entre Imre Kertész y Eva Heyman. Probablemente ambos coincidieron en ese campo aquellos meses. Kertész vivió y pudo escribir sus libros y recibir el Nobel. Eva, no. Nunca sabremos si la vida le habría deparado a ella algo parecido. Auschwitz mató el futuro.

domingo, junio 12, 2016

MINHA EXPERIÊNCIA COM O POLIAMOR




Aquí CUIDADO COM O AMOR ROMANTICO
http://www.poesiaspoemaseversos.com.br/


MINHA EXPERIÊNCIA COM O POLIAMOR
(Um não tão breve depoimento sobre o que ficou dessa experiência com o poliamor, só pra quem tiver interesse em saber mesmo…)
A primeira coisa que me perguntam, quando me adicionam a partir do grupo de POLI, é: “você pratica poliamor?”. Coerente. Raras vezes, a pergunta vem seguida de um debate ou discussão produtiva. Na maioria das vezes, seja uma conversa com homens ou mulheres, a pergunta que segue é “você curte mulher?”. Sem pudor algum. Sensato. A minha resposta tem sido “não” para ambas as perguntas.
Um breve resuminho. Meu nome é Paula Moraes, curso jornalismo, tenho 20 anos e sou hétero. Sim, já tive experiências afetivas (sim, exclusivamente afetivas) com garotas. E o que eu descobri com isso? Que eu estava certa desde o início: eu gosto mesmo é de homens. Inclusive, cheguei a gostar de um rapaz há anos atrás. Mas não era apenas gostar, era amar. Amor de verdade, daqueles que te fazem perder a noção do tempo, e tudo o que existe é um futuro a dois repleto de felicidades e etc. Até que eu me apaixonei por outro. Podia jurar que estava apaixonada, e fiz o garoto abrir mão de tudo no RJ pra vir passar um tempo comigo em MG. Durou duas semanas. Nunca soube se era paixão, atração ou distração. Sei que a relação não fluiu. Nem com um nem com o outro. Mas pelo outro era amor. E ele nunca saiu da minha vida de forma permanente. A relação sofreu transformações, mas o amor seguiu intacto. Nesse tempo, perdi a conta das relações que tive. Senti atração, paixão, desejo e muitas outras coisas. Em nenhuma delas constatei que era amor. Mas sei que poderia ser. E por isso continuei disponível para conhecer novos caras. Algumas relações duraram mais do que outras. Normal. Alguns rapazes não aceitaram bem a idéia de “dividir” uma mulher. E tentaram me aprisionar.
Então não. Eu não vivenciei um poliamor com essa configuração de estar com duas pessoas que também se relacionam entre si. Até mesmo porque, o poliamor nunca teve esse conceito pra mim. Eu e o Lucas conversamos muito antes de criar o grupo aqui de BH. A idéia era reunir adeptos, simpatizantes e curiosos sobre o assunto. Não porque já tivéssemos vivenciado. Mas porque tínhamos uma idéia em comum do que era o tal poliamor, e achávamos que faltava espaço para a discussão. Então alimentamos a idéia. Raras ocasiões o grupo foi, de fato, um espaço para o diálogo. As conversas que vieram até mim por inbox, na maioria das vezes, não passaram do “você curte mulher?”. Porque eu sabia onde terminaria. E se eu tivesse procurando por ménage com um casal, certamente não seria na comunidade de poliamor. Mas foi o que o grupo significou pra muita gente que surgiu por aí: um espaço para casais caçarem mulheres para práticas sexuais. Não falo só por mim. Sei que aconteceu o mesmo com outras garotas do grupo. Longe de mim condenar pessoas em busca de aventuras sexuais, mas acontece que o grupo não foi criado, inicialmente, com esse intuito.
Voltando. A minha experiência aqui no grupo. Conheci pessoas bacanas aqui no grupo e no grupo de poli nacional. (uma delas, inclusive, foi uma garota que entrou numa roubada comigo, e hoje é uma grande amiga). Tive experiências enriquecedoras e decepções terríveis. Mas infelizmente, o saldo de toda essa experiência, até o momento, foi mais negativo do que positivo. Talvez porque coloquei expectativa onde não devia.
E o que eu penso sobre o poliamor? Desde o início, não vi o poli como padrão, modelo ou convenção. Eu detesto padrões, modelos ou convenções. E talvez por isso não tido êxito nas minhas relações mono. O poli sempre foi uma possibilidade. De me relacionar com quem e quantas pessoas eu quisesse, com consentimento de todos os meus parceiros envolvidos. Mas longe de ser uma obrigação, um modelo a ser seguido. Um quebra-cabeça onde meus parceiros fossem peças a serem encaixadas. Confesso, era ideal que eu pudesse ter mais de um parceiro. Mas nunca vi isso como ideal de satisfação e felicidade. Talvez tenha colocado muita expectativa porque as experiências mono não foram tão satisfatórias. E a idéia de ir pelo caminho diferente, já fosse algo seguro de que daria certo. E não deu. Até agora. O poli sempre foi a possibilidade de estar com alguém, mas em caso de aparecer outro alguém, eu estar disponível para descobrir o “e se?”. Contanto que isso não magoasse meu parceiro. Podia ser ou não podia. Simples. Livre. Como eu pressupus.
O que as experiências com o pessoal de poli me mostraram? Como já disse Ivan Martins, “O universo dos relacionamentos é mesmo uma espécie de continente, sempre à espera de ser explorado. Ele nos conduz a lugares onde nunca estivemos, nos descortina paisagem interiores que não sabíamos existir, nos transforma de fora para dentro – e, então, de dentro para fora –, abre portas e cria novas formas de lidar com a vida.” As experiências serviram pra reforçar essa idéia. Mas o resultado que tive através do contato com homens e casais que me encontraram a partir do poliamor foi diferente. Percebi que os homens que buscam “relações livres dos moldes monogâmicos” não desconstruíram a idéia antes de sair à caça. Basicamente, eles buscam sexo livre, através do discurso do amor livre. Quando na verdade, eles não estão buscando amor. Percebi que os casais que buscam “outro alguém para incluir na relação”, nada mais buscam do que aventuras sexuais a três. Os homens que clamam pelo “amor sem posse”, tem uma dificuldade enorme em deixar a parceria livre e disponível para outros homens. Existe uma resistência enorme nisso por trás do discurso da tal liberdade. Quando deveria ser simples. Nesse um ano e meio de administradora do grupo, me doei para relações e fantasias sem esperar muito em troca – além de respeito (o básico). E quanto mais eu cedia, mais o parceiro insistia na idéia de “se você ficar com uma garota vai acabar gostando e podemos ser felizes juntos”. Nada contra, mas nunca foi algo para o qual eu me dispus. Então emendei relações em outras, que na verdade queriam coisas muito semelhantes: que eu curtisse a parceria que eles já tinham, ou que eu ajudasse na caça por outra garota. Quando na verdade eu nunca quis isso. Acabava me anulando nas relações por não conseguir oferecer algo para o meu parceiro que desde o início ele sabia que era inviável.
Outro ponto. As pessoas tem uma capacidade enorme de se frustrarem quando o modelo falha ou nunca acontece. É o que eu mais vi. As pessoas sentem-se tão livres com a idéia do “amor livre” ou “poliamor”, e acabam prisioneiras de modelos “ideais” que nunca funcionam na prática. Na maioria das vezes, porque eles tem medo da prisão que pode ser o amor mono. Fala-se tanto em fugir dos moralismos sociais, das convenções histórico-sociais, em romper e desconstruir os valores cristãos, mono e heteronormativos, e eu realmente acredito que é necessário repensar muitas coisas na sociedade atual. E uma delas é o papel da mulher. Nas relações, na sociedade, no trabalho, etc. Mas não vi o poliamor contribuindo nesse sentido. Pelo contrário, vi uma opressão muito forte no que diz respeito a posição da mulher. Em várias circunstancias me senti oprimida, sendo o elo mais frágil de um “triângulo amoroso”, sendo a pessoa procurada só para sexo, ou não tendo os mesmos direitos numa relação, do qual os homens dispunham. Não porque eu não soube me posicionar, mas porque não houve aceitação da parte deles. Eu acredito que o ato de questionar, de desconstruir, de construir um pensamento e uma filosofia de vida, são passos importantes. Mas não deve ser só com o intuito de “fazer o diferente do que todo mundo faz”. Deve ser consciente, e em concordância com nossas pré-disposições, limites, valores e interesses. Deliberadamente.
Então meio que copiando o trecho de uma garota que fala também sobre sua experiência com o “poliamor disfarçado”, posso afirmar que “eu até gosto de sexo-livre, quando a relação me deixa bem consciente do que tá acontecendo. Eu tenho tesão, gosto de dividir essa disponibilidade com alguém. Sexo é divertido, gostoso, saudável. Mas são pessoas. Ou seja, são pessoas com quem me relaciono. E pra mim, por ser mulher, preciso parar e pensar a cada momento sobre qual papel eu estou ocupando. Resumindo: ter sexo livre da forma sacaneada como ele acontece, principalmente pras mulheres, não vai sanar minha sede por relações verdadeiras num mundo caótico. Não vai.”
Outro dia falei aqui no grupo algo sobre interpretações. E que tudo que a gente vive e aceita, e adota, e enfim, tudo passa por aí. Temos interpretações distintas de coisas que lemos, que vemos, que vivenciamos, porque temos experiências distintas. E ponto. Há quem interprete esse desabafo como um desabafo da minha própria frustração com minhas experiências não mono. Mas a minha interpretação é exatamente isso: a minha interpretação, nesse um ano e meio de grupo, sobre o que eu vi, vivi e me permiti aqui no grupo e com pessoas do grupo.
Sigo com o preceito básico de que o amor não deve ser outra coisa se não livre. Mas acontece que até mesmo a liberdade tem interpretações distintas. Nunca me senti atraída por padrões, modelos e convenções. Acredito em entrega. “Relações livres, ou qualquer uma que se disponha a questionar a monogamia, não diz respeito a quantos parceiros sexuais você tem. E sim à forma como você se relaciona.”
O que ficou dessa experiência? Não, eu não descobri que eu me encaixo num molde ou em outro. Ou que assim é certo e daquele jeito é errado. Descobri que posso me permitir. Que todos podem, e essa é a graça de ser livre. E isso por si só, já é incrível. Descobri também que o amor, o convívio, a entrega, a construção de uma relação são profundamente transformadores. Sobretudo porque são opcionais.
(Bem, quem tiver algum depoimento, observação sobre a própria experiência com o poliamor e sentir-se à vontade para compartilhar, conversar e será bem vindo no meu facebook.)