lunes, febrero 18, 2013

‘Marisina’, una luchadora detrás del maquillaje

‘Marisina’, una luchadora detrás del maquillaje
EN NUESTRO CORAZÓN DESCANSES LO QUE NOS QUEDE DE VIDA


Marisina’, una luchadora detrás del maquillaje

Fallece de un infarto a los 63 años esta clásica de la hostelería leonesa

Fulgencio Fernández / León
Murió Marisina. La triste frase no requería mayor explicación pero la incredulidad de lo inesperado hacía que preguntarán “¿la de La Habana?” o “¿la del Plató?”. No hacía falta porque, en León, Marisina era ella, la que había regentado estos dos conocidos locales.
Muchos comentaban aquello de que “estuve el otro día hablando con ella, como siempre” pues la muerte la traicionó durante la noche de manera fulminante. Hasta entonces Marisa había seguido acudiendo al Plató actual, a sentarse en su taburete, con esos escotes y minifaldas de vértigo a los que nunca quiso renunciar, para hablar con los clientes, con preferencia para los “de toda la vida”, para hablar de política y de sus recuerdos de ‘cuna del rojerío’ que habían sido sus pubs.
Pero detrás de los escotes y los maquillajes, de los brillos de rubia de peluquería frecuente, estaba la luchadora, la joven que se quedó viuda con dos chavales de 4 y 8 años que se puso el mundo por montera, se pintó el ojo y los sacó adelante, como dicen en los pueblos, “dándoles carrera”. Ella sabía cómo: “Con muchas horas de mostrador, aguantando mucho de quien cree que traer una minifalda significa algo más que la pongo porque me da la gana... Currando mucho, pero con el orgullo de que a Fer y Dani no les faltara de nada”.
Marisa llegó al mundo de los bares y los pubs de la mano de su marido, Fernando Alfageme, El Míster, el primer gran pincha de León que se mató regresando de trabajar en Villamañán. A Marisa le quedó una parte del Cyrano’s y dos hijos para criar. De ahí al Plató en la Calle Monasterio, “la cuna del rojerío y el periodismo de opinión, la casa de Chencho”; de ahí a La Habana en el Polígono X que volvió a ser Plató, la nostalgia.
Sin torcer la cara, con la ayuda de ser tan bueno como generoso, Tinín, el segundo padre de los chavales, el que los iba a buscar al colegio, el que ayudaba, el que ayer estaba deshecho, como Fer y Dani.
Murió Marisina. Ella. La que escondió su lucha detrás del maquillaje y una sonrisa con una copa de champán en la mano. La que estoy seguro de que si hubiera podido elegir la foto de su obituario habría elegido la misma que sale.

domingo, febrero 10, 2013

Piden a Muñoz Molina que renuncie al Premio de Literatura de Jerusalén

Piden a Muñoz Molina que renuncie al Premio de Literatura de Jerusalén

La Red Solidaria Contra la Ocupación de Palestina (Rescop) y la Campaña
Palestina de Boicot Cultural y Académico contra Israel (Pacbi) pidieron
este 28 de enero al escritor Antonio Muñoz Molina que renuncie a recoger el
Premio de Literatura de Jerusalén, que le fue concedido el pasado 9, como
informáramos en nuestra edición 276
(http://www.letralia.com/276/0109munozmolina.htm).

El autor de Sefarad fue galardonado con esta distinción literaria bienal de
Jerusalén, por su “lenguaje universal” y su “talento para recrear los
cambios vividos por la sociedad española”, según el jurado del premio, cuya
entrega está prevista para este domingo 10 de febrero.

La Rescop había escrito días antes a Muñoz Molina para comunicarle que
había “recibido con estupor, tristeza e indignación la noticia de su viaje
a Jerusalén el próximo 10 de febrero para recibir de manos del Presidente
israelí y del alcalde de Jerusalén el Premio Jerusalén de Literatura”,
señaló esa organización en un comunicado.

Esta ONG pide al autor que “en representación de todas las personas
defensoras de la paz, los derechos humanos y la legalidad internacional que
se han adherido a la campaña de boicot, desinversión y sanciones contra
Israel (...) no legitime el sistema de ocupación, colonización y apartheid
israelí”.

La Rescop afirma en el comunicado que decenas de escritores, artistas e
intelectuales se han negado a participar en eventos culturales “que
persiguen echar una cortina de humo sobre los crímenes de Israel”.

Por su parte, la Pacbi ha elegido la vía de la carta abierta para dirigirse
a Muñoz Molina y en ella afirma que “los escritores que participan en
eventos israelíes y reciben honores del Estado israelí, lo que hacen es
ceder sus nombres a la propaganda de Estado, que no es más que un eje del
programa de Marca Israel”.

“Esta campaña”, asegura la Pacbi, “persigue hacer un lavado de imagen del
sistema de opresión contra el pueblo palestino, incluyendo la ocupación de
tierras palestinas, sus 223 asentamientos para población judía y su muro
del apartheid que anexiona más tierras palestinas en violación del derecho
internacional”.

El jurado del Premio de Literatura de Jerusalén decidió otorgarle al
escritor español la condecoración por su “extraordinaria perspectiva
personal, la emoción hacia los pobres y oprimidos, los desplazados y los
perseguidos” y su “magnífica integración de paisajes interiores y
exteriores”.

Asimismo, destacó la importancia de la “preservación de la memoria
histórica”, la “fuerte conexión con la cultura, historia y literatura
internacional” y el reflejo de los importantes cambios producidos en España
en el siglo XX que plasman sus libros.

Plinio Apuleyo Mendoza publica perfil de Gabriel García Márquez

Plinio Apuleyo Mendoza publica perfil de Gabriel García Márquez

El próximo lunes 11 de febrero será presentado en Casa Amèrica
Catalunya, en Barcelona, el libro Gabo: cartas y recuerdos.

La fascinación que causó en el escritor colombiano Gabriel García Márquez
tocar por vez primera la nieve, la incomodidad de la fama al convertirse en
un autor de éxito o los desvelos que le causó Cien años de soledad son
revelados en Gabo: cartas y recuerdos, una obra hilvanada por su paisano y
amigo íntimo Plinio Apuleyo Mendoza (Tunja, 1932).

Publicado por Ediciones B en España y Latinoamérica, el libro traza un
perfil muy humano del célebre escritor, a quien Apuleyo Mendoza conoció a
finales de la década de 1940 en un café de Bogotá siendo ambos jóvenes
aspirantes a periodistas. Gabo sólo tenía veinte años y, su amigo, cuatro o
cinco menos.

Sin embargo, sería París la ciudad en la que se forjaría su amistad, en los
años cincuenta. En la capital francesa volvieron a encontrarse para vivir
como amigos una similar aventura en buhardillas, bares y cafés del Barrio
Latino. “Nuestra amistad nació tres días después de llegar García Márquez a
París, cuando le invité a cenar y al salir del restaurante vio el Boulevard
Saint-Michel cubierto de nieve”, recuerda Apuleyo Mendoza, quien sonríe al
evocar la cara extática y fascinada del premio Nobel al ver aquel
espectáculo de sueño.

Apuleyo Mendoza evoca cómo en aquella época García Márquez, quien fue
cesado como corresponsal del diario colombiano El Espectador en París,
comenzó a pasar hambre mientras escribía El coronel no tiene quien le
escriba, aunque se negaba a aceptar dinero de los amigos.

En esos años, cuando todos los países de América Latina vivieron
dictaduras, los dos amigos decidieron viajar a la extinta Unión Soviética;
“el socialismo era un sueño”, rememora Apuleyo Mendoza, también autor de El
olor de la guayaba, una entrevista plasmada en un libro publicado en 1982 y
en el que inquirió al entonces flamante ganador del Nobel sobre su trabajo
y sus obsesiones.

En su periplo, que también les llevó a Alemania Oriental, Checoslovaquia y
Polonia, Apuleyo Mendoza y García Márquez se enfrentaron a una realidad que
les provocó un desconcierto grandísimo, regresando muy desengañados del
mundo comunista.

“Perdimos la fe, pero cuando surgió la revolución cubana la recibimos cono
algo nuevo” en el mundo comunista y en el latinoamericano, precisa Apuleyo
Mendoza, quien dirigió en París la revista Libre, catalizadora del boom de
la narrativa latinoamericana.

El primer obstáculo en su amistad la pondría, en 1971, el encarcelamiento
del poeta cubano Heberto Padilla, aunque no supuso distanciamiento alguno.
Cuando llegó el caso Padilla, dice, casi todos los escritores apoyaron una
primera carta de protesta, por el proceso contra el poeta cubano, que
contenía la firma de García Márquez y que fue incluida por decisión de
Apuleyo al no localizar al premio Nobel.

Fue García Márquez quien personalmente le aclaró que él no quería figurar
en esa misiva, por ello el propio Apuleyo anunció este hecho en París a la
agencia cubana Prensa Latina, que lo difundió. Fidel Castro pidió conocer
al escritor colombiano y hasta hoy son amigos, puntualiza.

Y es que Apuleyo Mendoza piensa que “Gabo no es amigo del comunismo, lo que
ha perdurado es una amistad profunda con Fidel”, ante quien revela ha
intercedido para liberar a escritores, el último de ellos Raúl Rivero, o
sindicalistas.

Gabo: cartas y recuerdos retrata en sus páginas el ejercicio de ambos
autores como periodistas en Caracas, Bogotá o La Habana, al tiempo que
compartían la misma devoción por la literatura.

Con la aprobación de uno de los hijos de García Márquez, Rodrigo, del que
Plinio es padrino, el autor ha incluido once cartas inéditas que el premio
Nobel le envió desde México mientras escribía Cien años de soledad. “Me
contaba sus inquietudes y le preocupaba lo que le decían sus amigos de esta
obra”, que él pensaba “podía ser una catástrofe o un gran acierto” y que
entendía como “un largo poema de la vida cotidiana”.

Intimidado García Márquez por la fama, a la que considera una visitante
inoportuna, Apuleyo Mendoza recuerda cómo los amigos del Gabo trataron de
que tras la concesión del Nobel nada cambiase en su trato.

El libro, que tuvo una edición anterior en 2002 pero sin las once misivas,
incluye una colección de fotografías y en una de ellas Gabo aparece junto a
Mario Vargas Llosa, José Donoso y sus respectivas mujeres, en Barcelona.
Precisamente en esta ciudad española se realizará este lunes 11 de febrero,
a las 20 horas, una presentación en Casa Amèrica Catalunya —con entrada
libre— a la que asistirá Apuleyo Mendoza, y que es organizada en
colaboración con el Consulado General de Colombia en Barcelona y Ediciones
B.

Una instantánea irrepetible, porque Apuleyo Mendoza —quien confiesa no
saber a ciencia cierta el estado de salud de Gabo, con quien no habla desde
hace dos años— cree que es tarde para sellar de nuevo una amistad que,
además, duda que hubiera podido “perdurar” por las diferentes posiciones
políticas de Vargas Llosa y García Márquez.

Fuente: EFE