martes, enero 23, 2007

desde Tiedra a Herat

construcciones del desierto donde la penumbra brota como el agua de un manantial. Al fondo siempre una taza de te. En el dintel la sonrisa abierta. El dentro y el afuera es el juego para tener acceso a la hospitalidad. La fragilidad de la puerta atestigua la lumbre. Las manos se acostumbran a la penumbra, los ojos siguen a las manos. El desierto es una plantacion de horizontes. Los caminos se borran pero jamas el humo.

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