lunes, mayo 27, 2013

Adios a la buena gente del Valdesogo

Adios a la buena gente del Valdesogo: El conocido bar del Humedo cuelga el cartel de se traspasa después de 37 años.
Frutos, ayer, delante de la puerta de entrada al bar Valdesogo.
Compadre, era casi la primera parada, aún no habíamos abandonado la noche y ya estabas de vuelta, y aquí, donde Frutos, sabíamos que teníamos un lugar, calor, calor, un poco de calor por fuera y por dentro...sorbíamos despacio aquella tacica de caldo, dios como entraba, aún tengo el sabor recio como a sueño viejo, la  pausa sin palabras, antes de continuar viviendo en la protegida intemperie de la clandestinidad, de estar vivos fabulando el mundo.Compadre, ya ves, Frutos aún recuerda cuando regresamos de Alaska. Solo el lo supo. (karlotti)


Adiós a la buena gente del Valdesogo

El conocido bar del Húmedo cuelga el cartel de se traspasa después de 37 años.

manuel c. cachafeiro | león 26/05/2013

 Frutos, ayer, delante de la puerta de entrada al bar Valdesogo.
bruno
El bar se llama Valdesogo, pero Fructuoso Fernández desciende de la Tercia, el último valle leonés antes de Pajares. Después de 37 años, que ya está bien, deja uno de los negocios más veteranos del Barrio Húmedo.

Frutos, como todo el mundo le conoce, y su mujer siempre han sido una pareja tranquila y agradable. En el Valdesogo, aunque ya sea por poco tiempo, aún se puede disfrutar de una pinta de vino, un vermú, un buen bacalao o una todavía mejor cecina de chivo. Junto a la placa que honra el local como establecimiento tradicional leonés, ahora aparece un papel con el cartel de traspasa. «Son muchos años detrás de la barra y ya es hora», dice Frutos.

37 años le separan desde que cogió el bar a Julián, otro histórico de ese variopinto mundo del Húmedo, al que Frutos ya conocía. Nacido en Pobladura de la Tercia, antes de llegar a León recorrió muchos kilómetros vendiendo vino por los pueblos de Gordón y media provincia. Y aunque no añora otras épocas, sí recuerda que «había más gente» y era un barrio con tantas tiendas como bares. «Ahora sólo quedan bares», se lamenta.

El Valdesogo no es un bar que se haya renovado, pero su techo alto, su antigua barra y la decoración con fotografías antiguas le dan un aire clásico de una hostelería que casi es ya de museo y que Francisco Umbral cantó y ensalzó en sus crónicas de tabernas leonesa. Bares como el Valdesogo, El Besugo, La Gitana, La Mazmorra, el Polvos... y tantos y tantos otros. Una generación a la que la hostelería de hoy le debe que el Húmedo mantenga su sello único.

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