domingo, mayo 17, 2015

Las costumbres que he heredado de China

Las costumbres que he heredado de China





Las costumbres que he heredado de China

De Marta A en May 15, 2015 06:48 am

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Intentar bailar el Gangan Style en cualquier tipo de fiesta… China me ha dado también esto



Porque me han venido las ganas de escribir este artículo, después de casi un año y medio que me marché de China, es evidente: hasta el mes pasado he estado vivido en pequeñas ciudades o pueblos.

Las dinámicas sociales eran muy diferentes con las de Beijing, Hangzhou y Shanghai, donde pasé cuatro años que yo llamaría … intensos.

El mes pasado, sin embargo, me trasladé a Londres, que de pequeño tiene sólo el cambio Euro/Libra. Por lo que han salido a la luz todos esos pequeños o grandes hábitos que, inconscientemente, me llevo de la patria de Chun-Li, la fantasía sexual latente de toda mi generación, que creció a golpes de Lemonissimo (un helado de limón con la cara de un chino como logotipo) y Street Fighter.

Estos son algunos:

Utilizar los transeúntes como escudos humanos al cruzar la carretera

Esta costumbre se remonta a 2008, a mi primer viaje a Beijing, cuando las avenidas de Dongzhimen eran heraldos de segundos pensamientos perennes y dudas de Hamlet. Y así resolví el problema atravesando bien protegido por una tripulación de viandantes.

¡En Londres este hábito es muy útil porque los coches circulan en sentido contrario!

Adelantar a la gente sin piedad en el metro… perdón, The Tube

A pesar de ser italiano – no se nos conoce ciertamente por respetar las colas, – en este punto de vista que he sido siempre bastante educado. Hasta que no aterricé en China, en la que si no haces el slalom entre quien lleva siete toneladas de patatas, y los que van con el piloto automático, hipnotizados por lo que está sucediendo en la pantalla de su teléfono, no subes al metro nunca. Hay que tener en cuenta que en Londres los empujones son menos violentos e incluso algunos dice “lo siento”.

Y al final reflexionando en el tráfico y a las filas me ha hecho pensar en este mítico vídeo:




Click here to view the video on YouTube.

Orientarme con los signos cardinales

Beijing es una ciudad a decir verdad bastante simétrica, con la Ciudad Prohibida en el centro, una avenida sin fin que corta de este a oeste y cambia su nombre varias veces – de Chang’an Dajie a Jianguo Lu pasando por otros nombres que no sé – y varios anillos concéntricos donde exuda su tráfico mortal.

Incluso en ciudades menos simétricas, como mi amada Shanghai, todavía hay indicaciones “norte”, “sur” (o “este”, “oeste”, dependiendo de la orientación) en cada intersección. Sí, estoy hablando de tus amigos eternos 北南东西 (o como lo ordenarían los chinos 东南西北).

Ahora, en Londres no hay indicaciones de los puntos cardinales – de hecho, en comparación con China, hay pocas señales -, pero si conoces esas 3-4 calles que, aunque de una forma bastante tortuosa, cortan la ciudad en horizontal y vertical, puedes orientarte bastante bien. Si a continuación añadimos el Támesis, The Shard, y los principales parques, has ganado.

Asegurarme de que lo estoy a punto de comer no tenga azúcar

La cocina de Shanghai y Hangzhou tiene mucho azúcar. El único plato en el que nunca lo he encontrado son los raviolis chinos (jiaozi), pero podría estar equivocado.

El problema es que odio el azúcar de cualquier plato que no se llame tiramisú o cheesecake. En Londres tengo el mismo problema porque tienen el hábito de poner un tipo de mermelada agridulce en la hamburguesa.

Apreciar el caos

Una de las cosas que echo de menos de China – a parte de La cocina de Xinjiang – es el caos en las calles.

Recuerdo la última vez que vine a Italia, no podía creer que a Cagliari no hubiera puestos de venta en las calles o que alguien intentara atropellarme con su scooter eléctrico o escupirme en los pies.

Y de hecho he terminado viviendo en el Este de Londres, donde los árabes y los indios son los amos.

¡No luches contra el caos, únete!

Comer legumbres en cantidades industriales

En China la carne y el pescado tenían tan poco sabor que, muy a mi pesar, había reducido drásticamente la cantidad (no te preocupes, no voy a empezar con el rollo vegetariano) y ya que casi no comía carbohidratos, tenía que complementar la dieta con cantidades industriales de legumbres. Aquí en Londres, aunque en menor medida, la historia se repite: después de Tailandia e Italia tengo que decir que conformarse con la carne inglesa no es fácil (y mucho menos el capítulo del pescado).

Escribir

Hasta 2010, nunca había escrito. En China los input fueron tantos que empecé a apuntar en un papel lo que me sucedía, primero con una especie de diario íntimo y luego aquí, en SDC.

El año pasado escribí muy poco; creo que también dependía del hecho de que, no viviendo en una metrópolis, las “entradas” llegaron a ser un poco escasas.

¿Y tu? ¿Qué costumbres has heredado de China?



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