sábado, noviembre 26, 2005


sin remedio el rio agoniza
las primeras hojas encendidas
calman sus envenenadas orillas
los puentes de ojos desmesurados
se afligen con los parpados hinchados de llorar cantos
y peces muertos
la luz se dobla sobre
la vieja piel del agua
y la impaciencia toma la mano de la tarde
que, como un animal se muere
con el hocico en carne viva
en mi corazon podrido



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