domingo, noviembre 13, 2016

Courbet, pintor de paisajes vaginales

Courbet, pintor de paisajes vaginales | Cultura | EL PAÍS



Courbet, pintor de paisajes vaginales

El escritor francés David Bosc rescata los últimos días en el exilio de Suiza del artista



'El origen del mundo' (1886), obra del pintor Gustave Courbet que se exhibe en el Museo de Orsay en Paris.rn



Entra la luz azul del París de 1866 por la ventana de un estudio. Huele a tabaco de pipa, vino blanco y trementina. Sobre una sábana revuelta de pereza y lujuria una modelo abre sus piernas. En el lienzo el artista Courbet moja el pincel y descubre el color rosa más turbador de la Historia del Arte. Una pincelada de rosa erotizante para mostrar un sexo que parece a punto de devorar al espectador.
El hombre que pintó El origen del mundo, uno de los cuadros más audaces de la Historia, es el protagonista de la novela del escritor David Bosc (Carcasonne, 1973) La fuente clara (Demipage). Courbet sufre los días de su exilio en Suiza mientras deambula, divaga y agoniza en las páginas de este libro. Es un Courbet a punto de morir que intenta olvidar sus días en el París salvaje, sangriento y fabuloso de la Comuna. Y que expía culpas después de haber pagado con la cárcel y con una multa imposible su supuesta responsabilidad en la destrucción de la Columna Vendôme en los días de triunfo de la rebelión comunera. La Comuna es un sueño ya lejano que quedó desangrado en las últimas barricadas en Montmartre y en el Muro de los Federados del cementerio de Père-Lachaise aquellos días de mayo, en el tiempo de las cerezas.
Bosc disecciona en una novela-biografía o biografía novelada a un Courbet prematuramente envejecido, silencioso, que recuerda sus cuadros y que camina hinchado por el vino. Morirá el último día de 1877 de cirrosis. Ya no es el artista que con cada obra intentaba dinamitar el romanticismo para que entrara el realismo voraz, fierísimo, lleno de mugre, fealdad y también de la rabiosa belleza de lo cotidiano. Un Courbet que apenas recuerda al que entró en el siglo XIX para ponerlo del revés y dejarlo limpio de neoclasicistas, románticos, simbolistas e historicistas. El artista que echa el telón de un mundo para que comience otro. Justo cuando está a punto de irrumpir el impresionismo y la fotografía ha liberado al artista de tener que copiar la realidad. Un hombre en la frontera, en la tierra de nadie, en el abismo.

La novela de Bosc sirve de excusa para volver a un cuadro que fascina y asquea a un artista inclasificable. Hace un par de años
 la artista Deborah de Robertis realizó una performance en el mismo Museo de Orsay mostrando su sexo ante El origen del mundo como si estuviera ante un espejo. El escándalo existe como existía cuando se pintó el cuadro. No hay ojo de época, porque todas las épocas miran con sospecha el lienzo. La historia de esta obra es la crónica de un cuadro innombrable y clandestino. Se exhibe oculto en cámaras secretas y en gabinetes privados de coleccionistas erotómanos, viaja en maletas de doble fondo, queda escondido dentro de otro cuadro y sufre el robo y saqueo durante la Segunda Guerra Mundial.Courbet es siempre un dilema, un problema, un desafío, una incomodidad. No hay más que ver los rostros de los que hoy observan El origen del mundo en el Museo de Orsay. Habría que filmar la contemplación de ese vientre “hermoso como la carne de un Correggio”, según escribió Edmond de Goncourt. El famoso psicoanalista Jacques Lacan, que fue uno de los propietarios del lienzo, analizaba la reacción de sus amigos cuando les enseñaba el cuadro que guardaba oculto en su casa. Se sumergía así en los misterios del voyeur. Ese cuadro le servía como laboratorio analítico de la psique. Era el que mira al que mira.
El crítico Thierry Savatier escribió hace unos años la biografía de este lienzo maldito en El origen del mundo. Historia de un cuadro de Gustave Courbet, y que en España publicó en 2009 Ediciones Trea. Allí aparece el Courbet bizarro, osado y extravagante que pinta un lienzo que pretende desbaratar la historia del desnudo. Y se plantea la primera pregunta: ¿quién es la modelo? Se pueden rastrear semejanzas en sus otras mujeres pintadas. ¿Será alguna de sus bañistas despreocupadas? ¿O quizás se esconde en el sueño viscoso y dulce de sus mujeres dormidas? ¿Tal vez en las que posan desnudas con loros o con perros? Más y más escándalo. Hay varias hipótesis. Podría ser Jeanne de Tourbey, la ex lavadora de botellas que llegó a gran dama, culta amante “de todo el mundo”, según las jugosas crónicas de los hermanos Goncourt, y que reunía en su famoso salón a lo mejor del París del Segundo Imperio. Sí, podría ser.
O tal vez el paisaje vaginal pertenecía a Joanna Hifferman a la que Courbet pintó salvaje y desmelenada en Jo la irlandesa, aunque habría que recordar que era pelirroja, lo que descarta por lógica toda posibilidad. Y ahí están algunas de las modelos que posaron para él como Amaury Duval, Augustine Legaton o Henriette Bonnion. Sin descartar otra posibilidad del siglo de la fotografía, que Courbet tuviera inspiradoras instantáneas de desnudos que ilustraban discretísimos álbumes para consultar en la soledad de los gabinetes. No hay más que revisar las tiradas eróticas estereoscópicas conservadas en la Biblioteca Nacional de París que realizó Auguste Belloc, uno de los precursores de este mercado clandestino y por cuyo negocio estuvo en la cárcel. Sí, todo es posible en ese mundo desenfrenado, sexual, clitórico y despreocupado del París de Napoleón III. Quizás lo mejor sea pensar que podría ser una especie de monumento a la mujer desconocida, aunque hay quien en los últimos años se ha empeñado en encontrar el rostro del sexo pintado por Courbet rastreando improbables lienzos en tiendas de anticuarios.
Y si curioso es el misterio de la modelo, más aún lo es el viaje secreto del cuadro desde que lo adquiere el diplomático otomano Khalil Bey hasta que se cuelga en las paredes del Museo de Orsay en junio de 1995. Bey lo mantenía oculto tras una cortina verde en el cuarto de baño de su casa, en el número 24 del Bulevar de los Italianos, en el antiguo Hotel Brancas. Pero las deudas de juego obligaron al coleccionista a venderlo. A partir de ese momento se inicia la etapa más clandestina del lienzo clandestino de Courbet. Un secretismo a menudo adobado por grandes dosis de invención mezcladas con el inevitable moralismo que ha acompañado siempre a este cuadro.

En 1912 lo compra la galería Bernheim Jeune que lo vende al barón húngaro Ferenc Hatvany, coleccionista que lo esconde –su eterno destino- entre las cornucopias y los canapés exquisitos de su palacio típico del espíritu de la Mitteleuropa. Pero con la
 Segunda Guerra Mundialllega la leyenda. Cuenta Thierry Savatier en su ensayo que durante muchos años el mundo del arte creyó en la versión oficial de que la colección del barón había sido saqueada por los nazis y que el ejército rojo la recuperó para luego devolverla. Sin embargo, habría que introducir un matiz importante. El origenforma parte del botín de guerra de los rusos. Imaginamos el sexo abierto pintado por Courbet recorriendo las cicatrices de la tragedia europea, oculto en museos secretos, depositado en bancos, temblando bajo los bombardeos. El origen del mundo a punto de desaparecer. La carne caliente y palpitante convertida en cenizas bajo el ruido de la guerra.En 1889, según una pista de Edmond de Goncourt, aparece en la casa del anticuario, coleccionista de arte oriental y marchante La Narde. El cuadro ya está oculto dentro de otro cuadro de Courbet, un paisaje del castillo de Blonay que Courbet pinta durante su exilio en Suiza. Una obra bucólica sin más intención que ser un cuadro-escondite.
Terminado el conflicto bélico, el barón Hatvany inicia la búsqueda de su cuadro. Pero ese lienzo debía de estar almacenado en el depósito de un gran museo ruso, era un secreto de Estado y Stalin seguía vivo. Una elipsis aliviará al lector: el barón consigue finalmente recuperarlo de las zarpas del oso soviético, aunque es un misterio cómo. Hay una hipótesis en la que El origen parece el argumento de una película de espías: pasó clandestinamente el telón de acero en el doble fondo de una maleta. Así al menos lo relataba la segunda esposa de Lacan, Sylvie Bataille.
De todas formas lo importante es que el lienzo ya está otra vez en Francia. Lo compra el psicoanalista Jacques Lacan por sugerencia de su esposa en 1954. A la muerte de Lacan, éste lo donará al Estado y en el verano de 1995 el mundo queda asombrado –y en buena parte escandalizado porque así es el ojo de todas las épocas- cuando se muestra en la Sala Courbet del Museo de Orsay. L’innominato, el que nunca se nombra, está ahora a la vista de todos, junto a las mujeres dormidas, las marinas, las naturalezas muertas y los ciervos y corzos que agonizan en la nieve. Cuerpos y paisajes macerados por el tiempo, pudriéndose salvajes y bellísimos por un exceso de vida.

viernes, noviembre 04, 2016

CONTEMPORANEA SHOP ON LINE | RYAN MCGINLEY | SOLO SHOW IN LA TERMICA - MALAGA (SPAIN) | YEARBOOK

CONTEMPORANEA SHOP ON LINE | RYAN MCGINLEY | SOLO SHOW IN LA TERMICA - MALAGA (SPAIN) | YEARBOOK



Ryan McGinley. Yearbook" in Malaga (La Termica)
La Termica & Contemporanea are pleased to announce a solo show by artist Ryan McGinley entitled 'Yearbook', and curated by Alex Brahim and Mario Martin Pareja, from November 19th to February 4th. 'Yearbook' is a single artwork that consists of over five hundred studio portraits of over two hundred models, always in the nude, printed on vinyl and adhered to every available inch of the La Termica's walls. The installation's effect is hugely impressive in its standalone visual power, an enveloping entity flooding the entire space with bold color and form. McGinley's works have deeply permeated the fabric of popular imagery to become foundational touchstones for our very perception of the modern world. Like all McGinley's pictures, they are characterized by a unique temporal tension: they are strongly contemporary, but create and capture a paradisiacal ideal that is timeless. The 'Yearbook' project – which began in 2008, three years prior to the advent of Instagram – compartmentalizes, confuses, celebrates and categorizes the carnal. These photographs are characterized at the deepest level by a euphoric optimism. You get the feeling you could spend a happy eternity marveling at the grandeur of these seemingly limitless bodies. Throughout his career, the artist has repeatedly broken down distinctions between the public and the private. Here, he has employed techniques of mass commercial image production to realize what is a profoundly personal vision. 'Yearbook' focuses on the extraordinary ability of McGinley to generate an emotional climate in the observer when dealing with individuals who appear in the images. While every photograph signs a relationship between three elements: the photographer, the viewer and that photographed, Ryan McGinley induces his work not only to the contemplation of an image or its understanding, but opens the doors to the emotional backroom of the human condition. Concepts like freedom, innocence, sensuality, disturbance or wisdom, as well as a wide range from the hilarious to the tormented of emotions emerge in the photographs presented in this exhibition to infect us, or even dive us. Ryan McGinley (USA, 1977) enrolled as a graphic design student at Parsons School of Design. After a handmade, self published book called 'The Kids Are Alright' with the photos of his friends: skateboarders, musicians, and graffiti artists from New York, he had a solo show at the Whitney while he was only 26. His subjects are performing for the camera and exploring themselves with an acute self-awareness that is decidedly contemporary. His work has been exhibited in the best Museums and galleries worldwide. Many thanks to Salomon Castiel, Yolanda Guardamuro, Alicia Fernandez, Martin Moniche, Antonio Rodríguez, Miguel Gomez, Violeta Sanchez, Virginia Quero and all La Termica staff.


La Térmica y Contemporánea presentan por primera vez en España la exposición "Yearbook" del fotógrafo norteamericano Ryan McGinley, comisariada por Alex Brahim y Mario Martin Pareja. La exposición estará abierta en La Térmica (Málaga) del 19 de noviembre al 4 de febrero de 2017. "Yearbook" ('anuario') es la exposición de la serie homónima formada por cientos de retratos de estudio de cientos de modelos, siempre desnudos. Concebida como una gran instalación las fotografías están imprimidas en vinilo cubriendo todo el espacio de la sala de La Térmica. El efecto abrumador de la constelación de retratados expuestos en la instalación es una de sus sinergias emocionales y estéticas. La obra de McGinley han penetrado profundamente en la imaginería popular convirtiéndose en fundamental para nuestra concepción del mundo moderno. Sus fotografías son fuertemente contemporáneas, pero, sin embargo, tienen la intención de crear y capturar una idealización atemporal. El proyecto "Yearbook" se inicia en 2008 (tres años antes de la aparición de Instagram), y clasifica, categoriza, desconcierta y celebra lo carnal desde una óptica eufórica y optimista para hacernos sentir un eterno momento de felicidad mientras nos maravillamos por esos ilimitados cuerpos. A lo largo de su carrera el artista ha roto repetidamente las fronteras entre lo público y lo privado. Si bien toda fotografía suscribe una relación a tres entre el fotógrafo, el espectador y aquello fotografiado, Ryan Mc Ginley induce con su obra no sólo la contemplación de una imagen o su comprensión, sino que abre la puerta de la trastienda emocional de la condición humana. Conceptos como libertad, inocencia, sensualidad, perturbación o sabiduría, así como un amplio repertorio de emociones que van de lo hilarante a lo atormentado, se abren paso a través de las fotografías presentadas en esta exposición hasta contagiarnos, o incluso sumergirnos. Ryan McGinley (EEUU, 1977) estudia Diseño Gráfico en la Escuela Parsons y tras autopublicar el libro "The Kids Are Alright" con las fotos de las bacanales de sus amigos artistas, grafiteros, skaters y músicos de Nueva York, se convierte a los 26 años en el artista más joven en tener una exposición individual en el Museo Whitney. Sus íntimos retratos revelan las subculturas de los jóvenes contemporáneos con una mirada honesta. Su obra ha sido exhibida en los mejores museos y galerías del mundo. Contemporánea quiere agradecer a Salomón Castiel, Yolanda Guardamuro, Alicia Fernández, Martín Moniche, Antonio Rodríguez, Miguel Gómez, Violeta Sánchez, Virginia Quero y todo el staff de La Termica su interés para llevar a cabo este proyecto.





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miércoles, noviembre 02, 2016

Albert Hofmann ~ Literatura Psicoactiva

Albert Hofmann ~ Literatura Psicoactiva | Libros en PDF | Beatniks - Filosofía - Psicología - Psicodelia

Albert Hofmann




Albert Hofmann nació el 11 de enero de 1906 en la ciudad suiza de Basilea, y volvió a nacer por segunda vez en una mañana de mayo, allá por su niñez, dando un paseo por los bosques de su Suiza natal. Albert tuvo espontáneamente una experiencia mística en la que se sintió unido con el resto de la Naturaleza: los árboles, la luz y el canto de los pájaros desvelaron su unión oculta, presentando ante sus ojos toda la magnificencia de un esplendor olvidado.

En su juventud Hofmann preparó sus estudios para entrar en la universidad siguiendo una temática humanística, dada su afición a la lectura y a las cuestiones de letras impresas. Pero al llegar al punto de decidirse una carrera universitaria sorprendió a todos -incluso a sí mismo-, al escoger los estudios de química. Según cuenta en su biografía, esto fue así por el interés que había despertado en su espíritu la experiencia de su niñez, que le había dejado una enorme curiosidad por la relación entre la materia y el espíritu del mundo natural.

Su tesis doctoral, presagiando una brillante carrera, fue sobre la quinina, en la que describió por primera vez la estructura molecular de este compuesto. Acabada la tesis, entró a trabajar en la compañía farmacéutica Sandoz, en la división de productos naturales. Fue allí, durante la investigación de los alcaloides del cornezuelo del centeno -un hongo parásito de las gramináceas-, que absorbió 'accidentalmente' una pequeña cantidad de LSD-25, el compuesto visionario más potente descubierto hasta el momento. En esa ocasión Hofmann revivió de forma más impactante su primera experiencia mística de infancia, y a partir de ese entonces Albert, sin abandonar jamás su trascendental descubrimiento, vio unidos sus dos intereses en un sólo ámbito de estudio: el humanismo/misticismo por una parte, y la ciencia/estudio de la materia, por la otra.

Seguramente el descubrimiento de la LSD ha sido uno de los puntos más importantes en la historia del redescubrimiento de los enteógenos en el siglo XX. Si el encuentro de R.G. Wasson con María Sabina, en México, rescató del olvido la relación de los enteógenos con la cultura humana -un uso que se sumerge en la 'noche de los tiempos'-, la creación de Albert Hofmann representa la puerta de entrada de estos compuestos en el mundo científico occidental.

Desde aquel primer viaje lisérgico, que repitió tres días más tarde en ya casi mítico trayecto en bicicleta hacia su casa, Hofmann ha seguido dedicándose en cuerpo y alma a los temas desvelados por su traviesa y sabia sustancia. En el campo científico, y en estrecha colaboración con Wasson, aisló y sintetizó los dos principios activos de los hongos mexicanos, la psilocibina y la psilocina. Y en un posterior viaje a México 'cerró el círculo' químico que le había dado entrada en este mundo de los enteógenos: pudo dar con amidas del ácido lisérgico en las semillas de un tipo de ipomeas, usadas en adivinación en el México precolombino: estos compuestos se hallan en la base enteogénica del Claviceps purpurea, que le llevó al serependítico descubrimiento del a LSD.

Es conocida su buena relación y admiración por Aldous Huxley, con el que compartió la pasión por la investigación de la enteogenia.

En lo referente a la parte humanista, colaboró en la hipótesis del uso de los alcaloides del cornezuelo del centeno en los misterios iniciáticos de Eleusis, en la Grecia clásica, y en cierta manera todos sus trabajos vienen a representar la unión entre el mundo científico y el mundo de lo trascendente.

martes, octubre 25, 2016

BLOODY MAGGIE | Rafael Narbona

BLOODY MAGGIE | Rafael Narbona



Elton John se refirió a Margaret Thatcher como la “sangrienta Maggie” (Elton John). Puede parecer una expresión demagógica y poco elegante, pero si repasamos su carrera política descubriremos que no faltan razones para indignarse y caer en los excesos verbales. Aliada con Ronald Reagan, la “Dama de Hierro” lanzó una cruenta ofensiva contra el Estado del Bienestar, rescatando los escenarios de pobreza y desesperación de la Inglaterra de Dickens. Bajó los impuestos a los ricos, recortó derechos laborales, impulsó la privatización de la educación y la sanidad, garantizó la impunidad de los mercados financieros para realizar sus operaciones especulativas sin ninguna clase de cortapisa, intentó implantar un impuesto de capitación o “poll-tax”, que ignoraba el principio de fiscalidad progresiva (se establece una cantidad fija sin reparar en las diferencias de renta, privando del derecho al voto a los que no puedan pagar), respaldó la política exterior de Estados Unidos en los años ochenta, cuando Washington orquestó espeluznantes genocidios en Argentina, Chile, El Salvador o Guatemala, apoyó la guerra sucia contra la Nicaragua sandinista, acusó a Nelson Mandela de ser un terrorista, oponiéndose a las sanciones económicas contra el apartheid, pretendió restablecer la pena de muerte, suprimió la leche gratuita en las escuelas y envió al ejército británico a las Islas Malvinas para no perder el control de una colonia con ricos recursos petrolíferos, ocultando los crímenes de guerra cometidos durante una contienda que costó más de 1.000 vidas humanas.
LA DESTRUCCIÓN DEL ESTADO DEL BIENESTAR
Nombrada Baronesa Thatcher de Kesteven, en el condado de Lincolnshire, con derecho vitalicio a un puesto en la Cámara de los Lores, Margaret estudió Químicas en Oxford. Hija del propietario de dos tiendas de comestibles, que ocupó la alcaldía de Grantham entre 1945 y 1946 como candidato independiente, se educó en el metodismo, pero con una notable influencia calvinista. Es evidente que asimiló la doctrina de Calvino sobre el éxito material como señal de la gracia divina. Después de casarse con el próspero empresario Denis Thatcher, realizó estudios de Derecho, especializándose en materia tributaria. Comenzó su carrera parlamentaria en 1959. En 1961, se opuso al Partido Conservador, que pretendía abolir los castigos físicos en las escuelas. Margaret afirmó que la desaparición de este método tradicional de educar a los más jóvenes, malograría a las futuras generaciones, fomentando la molicie y la indisciplina. En 1966, declaró que la subida de impuestos propugnada por el Partido Laborista constituía un avance “no sólo hacia el socialismo, sino hacia el comunismo”. En su opinión, la bajada de impuestos era un excelente estímulo para el trabajo duro y las ayudas sociales sólo servían para instalar a los ciudadanos en la pereza y el parasitismo. En 1970, la victoria del Partido Conservador en las elecciones generales le proporcionó el cargo de Ministra de Educación y Ciencia. Su gestión se basó en recortar el gasto, escatimando hasta el tercio de leche gratuita que se repartía en las escuelas. Cuando pasó a la oposición, su presencia se hizo habitual en los almuerzos del Institute of Economics Affairs, un “think tank” creado por el empresario Antony Fisher, discípulo de Hayek. Influida por el neoliberalismo irredento de ese círculo, su discurso político se radicalizó, convirtiendo la demolición del Estado del Bienestar en su objetivo principal. Desde entonces, pidió menos impuestos, menos intervención estatal, flexibilidad laboral (un eufemismo para reducir salarios e indemnizaciones por despido), más libertad para los empresarios y los consumidores (otro eufemismo, que esconde una agresiva desregulación concebida para beneficiar a las grandes empresas y penalizar a los pequeños negocios) y una oposición firme contra el “imperialismo soviético”.
Cuando se planteó su candidatura para el cargo de Primera Ministra, surgió el inconveniente de su voz aguda y estridente, semejante a la de una tiza deslizándose por una pizarra. Laurence Olivier se ofreció a mejorar su dicción, restándole dureza y eliminando su acento provinciano. En 1979, el alto desempleo posibilitó la victoria de Thatcher. Con un notable cinismo, citó la famosa “Oración de San Francisco” ante la puerta del número 10 de Downing Street: “Donde hay discordia, llevaremos armonía. Donde haya error, llevaremos la verdad. Donde haya duda, llevaremos la fe. Y donde haya desesperación, llevaremos la esperanza”. Pese a declarar que “las minorías añaden más riqueza y variedad a Gran Bretaña”, una de sus primeras medidas consistió en limitar el flujo de inmigrantes asiáticos, “mucho más difíciles de integrar que húngaros, polacos o sudafricanos blancos”. Partidaria del monetarismo y las doctrinas de Milton Friedman, bajó los impuestos directos y subió los indirectos. Sus presupuestos incluyeron drásticas reducciones en servicios sociales, educación y vivienda. Su política educativa despertó la indignación de la Universidad de Oxford, que se negó a concederla el título honorífico de Doctor Honoris Causa, incumpliendo una vieja tradición reservada a los antiguos alumnos que habían accedido al puesto de Primer Ministro. Thatcher incrementó en un 53% el gasto en materia de orden público, mientras rebajaba casi en un 70% las ayudas a la vivienda. Aunque el petróleo del Mar del Norte permitió mantener a flote la economía y la bajada de precios de las exportaciones de los países del Tercer Mundo, el número de desempleados en 1984 alcanzó la cifra record de 3’3 millones. Margaret Thatcher afrontó las críticas, asegurando en un discurso ante el Parlamento que no rectificaría ni un ápice: “¡Puedes girar, si lo deseas –declamó, leyendo un texto de Ronald Millar-, pero la dama no girará ni cambiará de rumbo!”. En esas fechas, Thatcher creó la Social Market Fundation, un “think tank” ultraliberal, que se acabó convirtiendo en un verdadero lobby, con “un poder casi dictatorial”.
LA LUCHA CONTRA LOS SINDICATOS
La Dama de Hierro consagró una buena parte de sus energías a destruir el poder de los sindicatos. Y, según la BBC, lo logró, hasta el extremo de conseguir que su influencia retrocediera “casi una generación”. Su intransigencia se hizo particularmente odiosa durante la huelga de mineros de 1984-1985. Después de ordenar el cierre de 20 de las 174 minas de propiedad estatal, lo cual implicaba enviar al paro a 20.000 de los 187.000 mineros, se negó a negociar y declaró que luchaban “contra un enemigo interno, más difícil de combatir y más peligroso para la libertad y la democracia”. Después de un año de huelga, la Unión Nacional de Mineros cedió y se llegó a un acuerdo que implicó el cierre de 25 minas. En 1992, se habían cerrado 97 y el resto habían sido privatizadas. Al final, se cerraron 150, lo cual acarreó la destrucción de 10.000 empleos y el hundimiento en la miseria de comunidades enteras. El conflicto costó al país 1’5 millones de libras esterlinas y debilitó a la libra frente al dólar estadounidense. No todas las minas perdían dinero, pero eso no impidió su cierre. Thatcher se aprovisionó de combustibles y equipó a la policía para reprimir contundentemente las protestas. Las cuencas mineras vivieron momentos de increíble violencia que recordaban el ambiente represivo de las dictaduras del Cono Sur de América Latina. La política de privatizaciones no fue menos despiadada. Thatcher privatizó el agua, el gas y la electricidad, sin mejorar la competitividad de los servicios y enriqueciendo a las empresas que adquirieron la propiedad de estos sectores estratégicos. Al mismo tiempo, abolió las restricciones sobre el mercado de capitales y estimuló la especulación financiera. La contrarrevolución neoliberal sentó las bases de un futuro que ahora sufrimos como una incontenible espiral de pobreza y exclusión.
IRLANDA DEL NORTE
En Irlanda de Norte, Margaret Thatcher exacerbó el clima de violencia, rechazando la posibilidad del diálogo e incrementado las medidas policiales. No se inmutó cuando la huelga de hambre iniciada en la Prisión de Maze en 1981, acabó con la vida de Bobby Sands y otros nueve terroristas. La tensión en Irlanda del Norte se disparó y Danny Morrison, político del Sinn Féin, afirmó que Thatcher era “la bastarda más grande que hemos conocido”. La Primera Ministra sobrevivió al atentado del IRA Provisional en el Hotel Brighton, donde se había reunido el Partido Conservador para acudir a una conferencia. Cinco personas murieron, pero Thatcher no sufrió daños de ninguna clase. La experiencia sólo agudizó su voluntad de acabar con el terrorismo por cualquier medio, ignorando –o vulnerando- la ley si era necesario. El 6 de marzo de 1988, una unidad del SAS (Special Air Service) disparó contra tres miembros del IRA en mitad de una calle de Gibraltar, gracias a la colaboración del gobierno del Felipe González, que informó sobre su presencia en el peñón. Se alegó que uno de los terroristas hizo un movimiento sospechoso para extraer un arma o accionar un detonador a distancia, pero tras examinar los cadáveres se comprobó se hallaban completamente desarmados. Las víctimas eran Danny McCann, Sean Savage  y Mariead Farrell. Mariead Farrell fue la primera mujer que se negó a vestir el uniforme de la prisión cuando fue detenida en 1976 por su militancia en el IRA Provisional. No salió en libertad hasta 1986, pero en esos diez años desafió al gobierno inglés, secundando la Protesta Sucia y la Huelga de Hambre de sus compañeros de la Prisión de Maze. Danny McCann murió por el impacto de cinco balas. Sean Savage recibió dieciséis disparos y Mariead Farrell ocho, uno de ellos en la cara. Varios testigos aseguraron que el comando del SAS no realizó ningún aviso y los remató en el suelo. En septiembre de 1995, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, con sede en Estrasburgo, condenó al Reino Unido por violar el artículo 2 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que garantiza el derecho a la vida. En su momento, Margaret Thatcher se negó a investigar los hechos y cuando un periodista le preguntó sobre el tema, contestó desafiante: “Yo he disparado”. En el Parlamento, un diputado laborista interpeló a la Primera Ministra, que sólo respondió: “En esta casa, nunca discuto sobre asuntos relativos a las Fuerzas de Seguridad”. Durante los once años de gobierno de la Dama de Hierro, el SAS mató a 40 republicanos norirlandeses en emboscadas. Algunos medios afirmaron que el gobierno de Thatcher había ordenado disparar a matar, sin ofrecer la posibilidad de entregarse. El director de cine Kean Loach denunció estos crímenes en Agenda oculta(1990), basándose en las conclusiones del policía británico John Stalker, cuyas investigaciones sobre las muertes provocadas por el SAS y la Royal Ulster Constabulary corroboraban que la orden de disparar a matar no era un rumor, sino un hecho incontestable. Stalker también apuntaba indicios de un complot de la OTAN para desalojar del gobierno a los laboristas y entregar el poder a un candidato del Partido Conservador dispuesto a seguir las directrices de Estados Unidos y defender los intereses de las oligarquías financieras. Evidentemente, se trataba de Margaret Thatcher. El gobierno expulsó a Stalker de la policía y le prohibió hacer públicas sus conclusiones, utilizando chantajes y amenazas. Años más tarde, declararía que la situación de los activistas del IRA en las cárceles británicas era similar a la de los presos de Abu Ghraib.
EL ESPÍRITU DE LAS MALVINAS
En política exterior, Margaret Thatcher secundó a Estados Unidos en la “Guerra Fría” contra la Unión Soviética. No es posible probar que fuera un peón de la OTAN como afirman Stalker y Kean Loach, pero lo cierto es que respaldó la iniciativa de desplegar misiles de crucero y misiles balísticos nucleares en Europa Occidental. Además, triplicó las fuerzas nucleares británicas, comprando misiles balísticos intercontinentales para submarinos de fabricación norteamericana. La pionera de la austeridad desembolsó 12.000 millones de euros, mientras recortaba más y más “las perniciosas ayudas sociales”. Al mismo tiempo, establecía un trato comercial exclusivo con Sikorsky Aircraft Coporation, subsidiaria del conglomerado de empresas norteamericanas United Technologies Corporation, con sede en Hartford, Connecticut. Sikorsky Aircraft Corporation es una empresa dedicada al diseño y construcción de helicópteros, con las tecnologías más avanzadas para uso comercial y militar. Michael Heseltine, ministro de Defensa británico, dimitió por considerar que Margaret Thatcher favorecía los intereses de la Sikorsky Aircraft Corporation, despreciando cualquier otra opción.
La Dama de Hierro presumía de su amistad con el presidente sudafricano Pieter Willem Botha. De hecho, le invitó al Reino Unido en 1984 y calificó al Congreso Nacional Africano de Nelson Mandela de “típica organización terrorista”. Su visceral anticomunismo no le impidió enviar al SAS a entrenar a los jemeres rojos para que lucharan contra la República Popular de Kampuchea, apoyada por Vietnam, pues entendió que el gobierno de Hanói era mucho más peligroso para los intereses occidentales. La utopía campesina de los jemeres rojos estaba abocada al fracaso y, en cambio, Vietnam disfrutaba de una prosperidad económica que lo situaba a las puertas de los países desarrollados. La oposición de Thatcher a la integración europea sólo fue un efecto de su sumisión a Estados Unidos, pues creía firmemente en la creación de un Bloque Atlántico liderado por sus aliados norteamericanos y en ningún caso no quería colaborar con la creación de una Europa social. En abril de 1986, permitió que los F-111 estadounidenses utilizaran las bases de la Royal Air Force para bombardear Libia y participó en la Primera Guerra del Golfo, que causó alrededor de 40.000 bajas iraquíes, si bien la coalición de 31 países liderada por Washington falseó las estadísticas para ocultar el intolerable sufrimiento de la población civil.
El 2 de abril de 1982, la Junta Militar que gobernaba Argentina intentó esconder el genocidio perpetrado contra la izquierda (30.000 asesinatos extrajudiciales), ocupando las Islas Malvinas, Puerto Stanley, las islas Georgias del Sur y el grupo de pequeñas ínsulas conocidas como Islas Sandwich del Sur. El 21 de mayo los ingleses desembarcaron en la bahía de San Carlos y el 14 de junio Argentina se rindió. Durante la guerra, se produjeron 225 bajas británicas y 649 argentinas, la mitad de ellas cuando el submarino nuclear HMS Conqueror hundió el crucero ARA General Belgrano, que se encontraba en el área de exclusión militar de 200 millas establecida por el Reino Unido. La orden del hundimiento partió del gabinete de guerra presidido por Margaret Thatcher que se había reunido horas antes en la residencia campestre de Checkers, situada en las cercanías de Londres. Murieron 323 tripulantes del ARA General Belgrano, la mayoría soldados jóvenes, con escasa experiencia militar. Se acusó a Margaret Thatcher de cometer un crimen de guerra, pero nadie se planteó iniciar una acción judicial. Testimonios posteriores, relataron ejecuciones sumarias, torturas y mutilaciones. En 1992, Vincent Bramley, excombatiente británico, publicó el libro Viaje al infierno, donde narraba fusilamientos, malos tratos, atrocidades y una larga lista de abusos. En 1994, el cabo argentino José Carrizo afirmó que había sobrevivido a un fusilamiento en Monte Longdon, donde perdieron la vida nueve soldados, ametrallados sin piedad. Nunca se realizó una investigación internacional que verificara los hechos. La justicia británica se limitó a recoger testimonios indirectos y declaró que no había pruebas concluyentes. Lejos de afligirse por las pérdidas de vidas humanas, Margaret Thatcher reivindicó el “espíritu de las Malvinas” como un ejemplo de su talante combativo e inflexible.
Desde el principio de su mandato, la Dama de Hierro siempre se mostró partidaria de llevar lo más lejos posible la política de recortes sociales. Cuando le presentaban los presupuestos, siempre repetía: “No son lo bastante duros”. Mantuvo la misma actitud en Irlanda del Norte, participando personalmente en la elección de las armas destinadas a la Royal Ulster Constabulary. Chovinista, antifeminista (“¿Qué han hecho los movimientos de liberación de la mujer por mí? Algunas mujeres nos habíamos liberado antes de que a ellas se les ocurriera pensar sobre tema”) y racista (nunca disimuló su desagrado hacia la inmigración de origen asiático o africano), sus partidarios sostenían que había mejorado la situación económica del Reino Unido, pero los datos indican lo contrario. Alérgica al diálogo y la negociación (“No soy una política de consenso. Soy una política de convicciones”, “No me importa cuánto hablen mis ministros mientras hagan lo que yo quiero”), reivindicó la meritocracia para justificar las desigualdades y repudió cualquier planteamiento comunitario y solidario (“No existe nada llamado sociedad. Hay hombre y mujeres y hay familias”). En Escocia, desmanteló la minería, la industria naval y metalúrgica y el sector del automóvil, arrojando a la pobreza a miles de familias. Es cierto que incrementó del 7% al 25% el número de propietarios de acciones y promovió que un millón de familias compraran las viviendas sociales facilitadas en régimen de alquiler por los anteriores gobiernos laboristas, pero su “capitalismo de casino” incentivó las maniobras especulativas del mercado de capitales, estableciendo un modelo económico que favorecía la aparición de burbujas financieras y sus inevitables pinchazos, verdaderos tsunamis que posteriormente han devastado la economía de regiones enteras. Al relegar la industria y el trabajo productivo, el movimiento de divisas y las inversiones de alto riesgo reemplazaron a la economía real. Las consecuencias de este cambio definen el mundo actual, lastrado por una crisis interminable.
UN LEGADO DE MISERIA Y DESESPERANZA
En World orders old and new (1994), Noam Chomsky cita al economista Wynne Godley para señalar que el período Thatcher se caracterizó por “la ralentización del crecimiento, por la menor capacidad para competir en los mercados mundiales, por el acusado aumento de la deuda y del desempleo gubernamental y familiar, así como por histéricas oscilaciones en una economía alarmantemente inestable, que se unen a la pérdida de capacidad manufacturera”. Más adelante, añade Chomsky: “En 1993 la prensa informó que una cuarta parte de la población, incluyendo al 30% de los niños y los adolescentes menores de dieciséis años, subsistía con menos de la mitad de la renta media, una cifra similar a la del nivel oficial de pobreza. La renta de las familias más pobres experimentó una reducción del 14%. Entre 1979 y 1993, las desigualdades crecieron vertiginosamente, superando incluso al aumento de la desigualdad en los Estados Unidos de Reagan. La comisión británica para la justicia social reveló que la desigualdad de rentas era mayor que cien años atrás. Un estudio de la organización benéfica Action for Children reveló que la distancia entre ricos y pobres era mayor que en la época victoriana y en algunos aspectos peor: “Un millón y medio de familias no pueden sufragar el coste de proporcionar a sus hijos la misma dieta que recibía una criatura de la misma edad en un hospicio de Bethnal Green en 1876”. Un informe de la Comisión Europea afirma que durante la década de los ochenta Gran Bretaña se convirtió en uno de los países más pobres del continente, situándose después de Italia y de algunas regiones españolas. Financial Times señaló que Gran Bretaña había ingresado en “el asilo de los pobres” y que junto a España, Portugal, Irlanda y Grecia era “técnicamente lo bastante pobre como para solicitar fondos estructurales a la Comunidad Europea”.
Hace unos años, Manuel Vicent escribió una brillante semblanza de la sangrienta Maggie: “Mientras Margaret Thatcher planchaba a los sindicatos, privatizaba a las empresas públicas, se enfrentaba a las huelgas y entronizaba el neoliberalismo más salvaje, desde Downing Street se dirigía a la Cámara de los Comunes con el bolso de cocodrilo charolado como el mismo espíritu con que iba a la tienda de ultramarinos de su padre. Fue el gran festín del librecambio con los perros de la codicia humana ladrando en el corazón del dinero. Pero aquella fiesta se convirtió en el baile maldito de esta durísima crisis económica. Ninguna de las hormigas y piojos humanos con los que se cruza en la acera, hoy sometidos al paro más despiadado, reconoce a esa anciana encorvada, que en realidad es la principal responsable de su miseria.” Educada en un estricto metodismo que en su infancia le prohibió jugar con su hermano durante el día del Señor y, más adelante, acudir a las fiestas con chicos del sexo opuesto, Thatcher será recordada por muchos como una mujer desalmada, cínica y manipuladora. Aunque acudieran más de 2000 personalidades a su funeral (algo semejante sucedió con Wojtyla y Teresa de Calcuta, dos personajes nefastos que impulsaron el fanatismo religioso, la desmovilización política de los pobres y la inocua caridad en detrimento de la justicia y la solidaridad), miles de ciudadanos anónimos celebraron en la calle su desaparición, repitiendo el lema: ¡Ding Dong, the witch is dead! (La bruja ha muerto). La frase procede de la canción cantada por Judy Garland enEl Mago de Oz para celebrar la muerte de la malvada Bruja del Este. Convertido en símbolo de las protestas, el tema se situó en el top 10 de ventas. En Londres, Glasgow y otras ciudades británicas las manifestaciones de alegría fueron incontenibles. En Brixton, un barrio obrero, multirracial y profundamente deprimido por los despiadados recortes sociales de Thatcher, la gente se arrojó espontáneamente a la calle para festejar la noticia. Una mujer de Liverpool recordó su triste niñez, cuando sus padres y los de sus amigos se quedaron sin trabajo por el cierre de los muelles. Un profesor jubilado de enseñanza media la acusó de reavivar la lucha de clases, calificándola como “una de las mayores y más viles abominaciones en la historia social y económica”. “Su muerte –añadió, sin ocultar su júbilo- es un momento para recordar”. Maggie murió, pero su herencia sigue viva. Ese legado se llama revolución neoliberal y miles de desdichados continúan sufriendo por su política, prolongada por sus sucesores. Desgraciadamente, nada indica que la historia vaya a cambiar de rumbo, aliviando el sufrimiento del pueblo trabajador, con un pie en la miseria y otro en la marginación.
RAFAEL NARBONA


domingo, junio 19, 2016

Juan Tallón: "El bar es la casa a la que siempre puedes marcharte; los bares son nuestras biografías" - Faro de Vigo

Juan Tallón: "El bar es la casa a la que siempre puedes marcharte; los bares son nuestras biografías" - Faro de Vigo





Juan Tallón: "El bar es la casa a la que siempre puedes marcharte; los bares son nuestras biografías"

"La ventaja de la infelicidad es que con el tiempo se convierte en literatura" - "Escribo para una pared; el lector no existe"

19.06.2016 | 04:56

Juan Tallón apuraba ayer el vermú en el bar Cortés de la calle Lepanto, con la Catedral de Ourense al fondo. El dueño de la taberna, en el espejo. // Brais Lorenzo
Juan Tallón apuraba ayer el vermú en el bar Cortés de la calle Lepanto, con la Catedral de Ourense al fondo. El dueño de la taberna, en el espejo. // Brais Lorenzo
El universo de Juan Tallón (Vilardevós, Ourense, 1975) cabe en un artículo que puede comenzar con una visita a tientas al baño y desembocar en cómo trataba Borges el sexo. O recrearse en las vistas al tendedero de la vecina, "que quizás determinasen más mi estilo que la lectura y la digestión de Faulkner". Un borbollón de libros y citas, anécdotas, escenas fascinantes de películas, sentencias personales y alusiones al alcohol, sobre todo literarias, adereza los artículos de "Mientras haya bares" (Círculo de Tiza), una recopilación de textos publicados en medios como El ProgresoJot Down o su blogdescartemoselrevolver.com. ¿Sus razones? "Escribo para no hacer cosas aún peores", despeja en la cubierta. Tallón, que también colabora con El País y la Cadena Ser y es autor de las novelas "Fin de Poema" (2013) y "El váter de Onetti" (2014), así como de los ensayos "Manual de Fútbol" y "Libros Peligrosos" (2014), se sienta en la terraza del Trampitán de Ourense y pide un vermú.
- "Mientras haya infierno y bares cerca, hay esperanza", sentencias. Parece más que suficiente para que los bares merezcan el título de un libro.
- Es la casa a la que siempre puedes marcharte y una parte de la biografía de casi todo el mundo. A partir de los bares pisados a lo largo de la vida se puede reconstruir una parte de la historia de cada uno. Nuestros bares son nuestras biografías.


- En España somos potencia: 280.000 locales hosteleros; el país con más bares por habitante de la Unión Europea, uno por cada 170.
-Tenemos una cultura de bar que casi ningún país tiene. Podemos pensar en Irlanda, con el concepto del pub, pero en ningún otro lugar se vive de una manera tan natural esa convivencia entre el bar y el hogar; sales de casa pero te vas al bar, pasas de una casa a la otra. Es absolutamente español.
- Relatas en uno de los artículos del libro cómo James Joyce, César Aira, Hemingway o el poeta José Hierro creaban en los locales. ¿Eres también de los que buscan inspiración entre el ruido de la mesa de al lado, la cafetera y la barra?
- Puedo tomar alguna nota, pero nunca he escrito en los bares con demasiado fortuna. Necesito más intimidad, a pesar de que el bar es perfectamente solitario aunque esté lleno de gente. Puedes estar solo, si quieres, en la mitad de un huracán. Yo escribo en casa o en las bibliotecas. En casa, preferentemente, porque puedo estar descalzo o en zapatillas.
- Escribes "para no hacer cosas aún peores". Y en tus textos lo que más florecen son las citas y las historias sobre literatura y autores.
- Siempre me interesaron los procesos creativos de la literatura, la obra y la vida de los escritores, porque al fin y al cabo son con quien más convivo, más incluso que con los camareros. Como resultado de esa convivencia extraigo un material narrativo que me sirve para escribir mis propias historias. Tienen mucha presencia porque creo que sirven para contar las cosas que yo, por mí mismo, no soy capaz de contar. Las vidas de esos otros escritores son útiles para expresar lo que quiero evocar.
- Temas menos ligados a la actualidad, con exponentes del nuevo columnismo como tú, Jabois, Manuel de Lorenzo, Antonio Lucas o algún otro, ¿han llegado para quedarse en la opinión de diario?
- Cada vez estamos más atosigados por la información. Tenemos muchos datos pero nos falta algo más. Toda esa lluvia constante de actualidad acaba provocando cierto hastío y uno procura un paraguas para aislarse de la tormenta. Algunos columnistas, o mejor dicho algunos columnistas algunos días, tratan temas que escapan de la actualidad pero que forman parte de la realidad. La actualidad caduca cada minuto y muere una vez que toca el suelo; la realidad es mucho más duradera.
- Has sentenciado en alguna entrevista que el lector para ti está muerto. ¿Para quién escribes?
- El lector no existe. Para mí el lector no está inventado en absoluto. Yo escribo para una pared, para mí mismo. Eso me ayuda a evitar lo que en literatura a veces es común: fingir. Creo que el texto será más honesto cuando piensas en el texto en sí y no en un texto para alguien. Después no hay un perfil de lector, hay muchos lectores distintos entre sí. El lector está muerto antes de publicar y después aparece.
- Como lector ávido que eres [en su anterior obra, Libros Peligrosos, hiló en un continuo las claves de 100 libros que lo marcaron], ¿qué es más importante: leer, subrayar, anotar...?
- Asimilar. Hay lecturas que te perturban y van directas a tu libreta para tenerlas siempre a mano. Yo siempre leo con bolígrafo y libreta. Cuando un libro me perturba o me provoca cierta relajación me gusta dejar constancia por escrito.
- Amante de la intertextualidad, ¿te gusta ver tus frases en textos ajenos?
- Todos robamos pero no todos consiguen ser robados. Es una buena señal que alguien subraye y copie un texto o una frase tuyos; no sé si se puede aspirar a mucho más.
- En varias de las columnas aparece casi como un personaje La Redacción, a veces como lugar desapacible. ¿Esa época de periodismo entre cuatro paredes qué supuso?
- Esa época es un fuego que nunca se apaga. Si bien en el momento me produjo una gran infelicidad, con el tiempo se está transformando en un instante gozoso que no termina. Me proveyó de un interesante material narrativo. Esa es la ventaja de la infelicidad, que con el tiempo se convierte en literatura. La felicidad es más efímera y breve, y no siempre eres consciente de que la experimentas, pero sí cuando estás delante de un momento infeliz.
- Por lo que leo, si en algún artículo se alude a las pajas, se dice.
- Lo políticamente correcto es la gran amenaza del columnismo. Si hay que hablar de pajas, se habla. Es un material narrativo como otro. El humor es una atmósfera, no es una opción, es un elemento más del oxígeno con el que trabajo, algo que inevitablemente se filtra. No hay que abusar de él, pero tampoco aguantar la respiración. Para que sea efectivo no puede ser una constante, sino muy puntual, que entere sin avisar para iluminar una habitación como un mechero encendido.

martes, junio 14, 2016

Eva Heyman



Eva Heyman


Web oficial de Adolfo García Ortega - Otra Galaxia - Eva Heyman










19 de mayo
Cae en mis manos un libro singular titulado ‘He vivido tan poco’ (Ned Ediciones). Es el diario que escribió una niña de trece años llamada Eva Heyman en los tres meses previos a su deportación a Auschwitz, en mayo de 1944, desde la ciudad húngara de Varad (hoy Oradea, Rumanía). El texto es propio de una adolescente; está lleno de observaciones y comentarios precisos y atinados sobre el mundo que la rodeaba y sobre su vida de niña que despierta a la vida, a los conflictos, al amor y a la turbulencia de los hechos adultos. Es un diario excepcional en sí mismo, por su asombrosa madurez y gracilidad. Sin embargo, no sería más que el diario de una chica avispada y pizpireta…si no hubiera muerto como murió. A lo sumo, sería el diario de una narradora en ciernes. Pero la muerte lo cambió todo: la sabida deportación de cientos de miles de judíos húngaros a partir del verano de 1944 y su posterior asesinato en los campos de exterminio, convierten a este diario en una pieza inmortal, en un símbolo, en una luz, en una obra ‘necesaria’. Tan necesaria como lo son hoy en día los diarios de Ana Frank o de Hélène Berr, hallados y publicados después de sus respectivos asesinatos.
El diario de Eva Heyman nos trae a Eva Heyman en toda su realidad y nos sume en su percepción de las cosas. Nos hace como ella. Nos hace cómplices de su vida. Poseemos sus secretos, optamos por sus opiniones, temblamos con sus mismos temores y ansiedades. Igual que sucede con los de Ana Frank o Hélène Berr (esta algo mayor que las otras dos pero igual de bondadosa e inocente), es un texto que plasma la evolución del viaje diario hacia la asunción de la anormalidad como parte de la normalidad. En el diario de Eva Heyman, esa ‘anormalidad normal’ son hitos terribles, como cuando el 19 de marzo del 44 los alemanes invaden Hungría; o el 29 de marzo los nazis empiezan a requisar a los judíos, paulatinamente, todos sus objetos, primero la ropa de cama, luego las máquinas de escribir, luego bicicletas y cazuelas, luego radios y libros, luego la ropa de vestir y la plata, etcétera; o el 31 de marzo les obligan a llevar la estrella amarilla cosida a la ropa. Los tres diarios de de esas niñas inocentes hablan con una fría normalidad de lo que ocurre a su alrededor en aquella época y leerlos hoy, sabiendo lo que aconteció posteriormente, produce un inevitable escalofrío de horror y de piedad. Cuentan con naturalidad el cataclismo social y político del momento y relatan la destrucción de los judíos europeos con un insólito sentido de la fatalidad.
En ‘He vivido tan poco’ (título puesto por Agi, la madre de Eva, quien editó los diarios en los años sesenta y posteriormente se suicidó), Eva habla por igual de hechos personales, familiares o de su entorno, ajenos al devenir que el destino la tenía preparado. Sucesos como la pérdida de la farmacia de su abuelo Racz, o el comportamiento de su histérica madre, o el apunte de su primer enamoramiento, o el traumático divorcio de sus padres, o la presencia fantasmal de su amiga Marta, llevada a Polonia unos meses antes que ella, delatan la vida intensa que Eva Heyman experimentaba a sus trece años. Una vida que la publicación de su diario rescata por encima de toda muerte y cuya lectura actual sirve para que, como pedía el escritor húngaro Imre Kertész, Auschwitz no sea un ‘recuerdo muerto’.
Auschwitz siempre será ‘vida no vivida’. El diario de Eva Heyman es un libro que nos avisa de una escritora, de una narradora muy talentosa. ¿Habría sido escritora, de haber sobrevivido a los campos? ¿Habría sido fotógrafa de prensa, como dice ingenuamente que quería ser? Da igual lo que hubiera sido, el caso es que no lo fue. Esa es la clave. Fue cercenada para que no existiera más. Esa es la vida que se volatilizó, que no volverá. La vida no vivida que se desparrama en Auschwitz como el agua se cuela por los dedos de una mano. Al leer diarios como este de Eva Heyman, se nos brinda la oportunidad de ser conscientes de la enorme cantidad de vida que no volverá, que se perdió por generaciones. Justo es recordarlo. Y obligatorio. Ya el título alude a ello: ‘He vivido tan poco’, que equivale a denunciar ante las generaciones futuras que la brevedad de una vida corta es más breve aún cuando se extermina brutal y gratuitamente.
En la Hungría de final de la guerra, más 480.000 judíos húngaros son asesinados a partir del verano de 1944. Suponen la última gran bolsa de judíos que pasará por Auschwitz, ya al final, cuando ellos mismos creían que se habían librado, que la cosa no iba con ellos. Pero, ¿de qué ‘cosa’ se trataba? No lo sabían muy bien, desconocían la verdadera suerte del resto de judíos europeos. Cierto que les llegaban rumores y oían la BBC de Londres advirtiendo de los campos de exterminio, pero pensaban que era propaganda antipatriótica (y los judíos húngaros eran, antes que judíos, patriotas húngaros); y cuando pudieron tener una información veraz, los nazis les quitaron los aparatos de radio. No sabían, por tanto, nada de Auschwitz ni de los campos polacos. Y quienes lo sabían, lo ocultaron para que no cundiera el pánico entre los judíos. Por eso, los 480.000 judíos húngaros vivían en una relativa ignorancia. El diario de Eva Heyman da fe de esa burbuja en la que existían. La última anotación data del 30 de mayo del 44. Eva llega a Auschwitz el 3 de junio. Muere el 17 de octubre. De edades parecidas, hay un inevitable paralelismo entre Imre Kertész y Eva Heyman. Probablemente ambos coincidieron en ese campo aquellos meses. Kertész vivió y pudo escribir sus libros y recibir el Nobel. Eva, no. Nunca sabremos si la vida le habría deparado a ella algo parecido. Auschwitz mató el futuro.

domingo, junio 12, 2016

MINHA EXPERIÊNCIA COM O POLIAMOR




Aquí CUIDADO COM O AMOR ROMANTICO
http://www.poesiaspoemaseversos.com.br/


MINHA EXPERIÊNCIA COM O POLIAMOR
(Um não tão breve depoimento sobre o que ficou dessa experiência com o poliamor, só pra quem tiver interesse em saber mesmo…)
A primeira coisa que me perguntam, quando me adicionam a partir do grupo de POLI, é: “você pratica poliamor?”. Coerente. Raras vezes, a pergunta vem seguida de um debate ou discussão produtiva. Na maioria das vezes, seja uma conversa com homens ou mulheres, a pergunta que segue é “você curte mulher?”. Sem pudor algum. Sensato. A minha resposta tem sido “não” para ambas as perguntas.
Um breve resuminho. Meu nome é Paula Moraes, curso jornalismo, tenho 20 anos e sou hétero. Sim, já tive experiências afetivas (sim, exclusivamente afetivas) com garotas. E o que eu descobri com isso? Que eu estava certa desde o início: eu gosto mesmo é de homens. Inclusive, cheguei a gostar de um rapaz há anos atrás. Mas não era apenas gostar, era amar. Amor de verdade, daqueles que te fazem perder a noção do tempo, e tudo o que existe é um futuro a dois repleto de felicidades e etc. Até que eu me apaixonei por outro. Podia jurar que estava apaixonada, e fiz o garoto abrir mão de tudo no RJ pra vir passar um tempo comigo em MG. Durou duas semanas. Nunca soube se era paixão, atração ou distração. Sei que a relação não fluiu. Nem com um nem com o outro. Mas pelo outro era amor. E ele nunca saiu da minha vida de forma permanente. A relação sofreu transformações, mas o amor seguiu intacto. Nesse tempo, perdi a conta das relações que tive. Senti atração, paixão, desejo e muitas outras coisas. Em nenhuma delas constatei que era amor. Mas sei que poderia ser. E por isso continuei disponível para conhecer novos caras. Algumas relações duraram mais do que outras. Normal. Alguns rapazes não aceitaram bem a idéia de “dividir” uma mulher. E tentaram me aprisionar.
Então não. Eu não vivenciei um poliamor com essa configuração de estar com duas pessoas que também se relacionam entre si. Até mesmo porque, o poliamor nunca teve esse conceito pra mim. Eu e o Lucas conversamos muito antes de criar o grupo aqui de BH. A idéia era reunir adeptos, simpatizantes e curiosos sobre o assunto. Não porque já tivéssemos vivenciado. Mas porque tínhamos uma idéia em comum do que era o tal poliamor, e achávamos que faltava espaço para a discussão. Então alimentamos a idéia. Raras ocasiões o grupo foi, de fato, um espaço para o diálogo. As conversas que vieram até mim por inbox, na maioria das vezes, não passaram do “você curte mulher?”. Porque eu sabia onde terminaria. E se eu tivesse procurando por ménage com um casal, certamente não seria na comunidade de poliamor. Mas foi o que o grupo significou pra muita gente que surgiu por aí: um espaço para casais caçarem mulheres para práticas sexuais. Não falo só por mim. Sei que aconteceu o mesmo com outras garotas do grupo. Longe de mim condenar pessoas em busca de aventuras sexuais, mas acontece que o grupo não foi criado, inicialmente, com esse intuito.
Voltando. A minha experiência aqui no grupo. Conheci pessoas bacanas aqui no grupo e no grupo de poli nacional. (uma delas, inclusive, foi uma garota que entrou numa roubada comigo, e hoje é uma grande amiga). Tive experiências enriquecedoras e decepções terríveis. Mas infelizmente, o saldo de toda essa experiência, até o momento, foi mais negativo do que positivo. Talvez porque coloquei expectativa onde não devia.
E o que eu penso sobre o poliamor? Desde o início, não vi o poli como padrão, modelo ou convenção. Eu detesto padrões, modelos ou convenções. E talvez por isso não tido êxito nas minhas relações mono. O poli sempre foi uma possibilidade. De me relacionar com quem e quantas pessoas eu quisesse, com consentimento de todos os meus parceiros envolvidos. Mas longe de ser uma obrigação, um modelo a ser seguido. Um quebra-cabeça onde meus parceiros fossem peças a serem encaixadas. Confesso, era ideal que eu pudesse ter mais de um parceiro. Mas nunca vi isso como ideal de satisfação e felicidade. Talvez tenha colocado muita expectativa porque as experiências mono não foram tão satisfatórias. E a idéia de ir pelo caminho diferente, já fosse algo seguro de que daria certo. E não deu. Até agora. O poli sempre foi a possibilidade de estar com alguém, mas em caso de aparecer outro alguém, eu estar disponível para descobrir o “e se?”. Contanto que isso não magoasse meu parceiro. Podia ser ou não podia. Simples. Livre. Como eu pressupus.
O que as experiências com o pessoal de poli me mostraram? Como já disse Ivan Martins, “O universo dos relacionamentos é mesmo uma espécie de continente, sempre à espera de ser explorado. Ele nos conduz a lugares onde nunca estivemos, nos descortina paisagem interiores que não sabíamos existir, nos transforma de fora para dentro – e, então, de dentro para fora –, abre portas e cria novas formas de lidar com a vida.” As experiências serviram pra reforçar essa idéia. Mas o resultado que tive através do contato com homens e casais que me encontraram a partir do poliamor foi diferente. Percebi que os homens que buscam “relações livres dos moldes monogâmicos” não desconstruíram a idéia antes de sair à caça. Basicamente, eles buscam sexo livre, através do discurso do amor livre. Quando na verdade, eles não estão buscando amor. Percebi que os casais que buscam “outro alguém para incluir na relação”, nada mais buscam do que aventuras sexuais a três. Os homens que clamam pelo “amor sem posse”, tem uma dificuldade enorme em deixar a parceria livre e disponível para outros homens. Existe uma resistência enorme nisso por trás do discurso da tal liberdade. Quando deveria ser simples. Nesse um ano e meio de administradora do grupo, me doei para relações e fantasias sem esperar muito em troca – além de respeito (o básico). E quanto mais eu cedia, mais o parceiro insistia na idéia de “se você ficar com uma garota vai acabar gostando e podemos ser felizes juntos”. Nada contra, mas nunca foi algo para o qual eu me dispus. Então emendei relações em outras, que na verdade queriam coisas muito semelhantes: que eu curtisse a parceria que eles já tinham, ou que eu ajudasse na caça por outra garota. Quando na verdade eu nunca quis isso. Acabava me anulando nas relações por não conseguir oferecer algo para o meu parceiro que desde o início ele sabia que era inviável.
Outro ponto. As pessoas tem uma capacidade enorme de se frustrarem quando o modelo falha ou nunca acontece. É o que eu mais vi. As pessoas sentem-se tão livres com a idéia do “amor livre” ou “poliamor”, e acabam prisioneiras de modelos “ideais” que nunca funcionam na prática. Na maioria das vezes, porque eles tem medo da prisão que pode ser o amor mono. Fala-se tanto em fugir dos moralismos sociais, das convenções histórico-sociais, em romper e desconstruir os valores cristãos, mono e heteronormativos, e eu realmente acredito que é necessário repensar muitas coisas na sociedade atual. E uma delas é o papel da mulher. Nas relações, na sociedade, no trabalho, etc. Mas não vi o poliamor contribuindo nesse sentido. Pelo contrário, vi uma opressão muito forte no que diz respeito a posição da mulher. Em várias circunstancias me senti oprimida, sendo o elo mais frágil de um “triângulo amoroso”, sendo a pessoa procurada só para sexo, ou não tendo os mesmos direitos numa relação, do qual os homens dispunham. Não porque eu não soube me posicionar, mas porque não houve aceitação da parte deles. Eu acredito que o ato de questionar, de desconstruir, de construir um pensamento e uma filosofia de vida, são passos importantes. Mas não deve ser só com o intuito de “fazer o diferente do que todo mundo faz”. Deve ser consciente, e em concordância com nossas pré-disposições, limites, valores e interesses. Deliberadamente.
Então meio que copiando o trecho de uma garota que fala também sobre sua experiência com o “poliamor disfarçado”, posso afirmar que “eu até gosto de sexo-livre, quando a relação me deixa bem consciente do que tá acontecendo. Eu tenho tesão, gosto de dividir essa disponibilidade com alguém. Sexo é divertido, gostoso, saudável. Mas são pessoas. Ou seja, são pessoas com quem me relaciono. E pra mim, por ser mulher, preciso parar e pensar a cada momento sobre qual papel eu estou ocupando. Resumindo: ter sexo livre da forma sacaneada como ele acontece, principalmente pras mulheres, não vai sanar minha sede por relações verdadeiras num mundo caótico. Não vai.”
Outro dia falei aqui no grupo algo sobre interpretações. E que tudo que a gente vive e aceita, e adota, e enfim, tudo passa por aí. Temos interpretações distintas de coisas que lemos, que vemos, que vivenciamos, porque temos experiências distintas. E ponto. Há quem interprete esse desabafo como um desabafo da minha própria frustração com minhas experiências não mono. Mas a minha interpretação é exatamente isso: a minha interpretação, nesse um ano e meio de grupo, sobre o que eu vi, vivi e me permiti aqui no grupo e com pessoas do grupo.
Sigo com o preceito básico de que o amor não deve ser outra coisa se não livre. Mas acontece que até mesmo a liberdade tem interpretações distintas. Nunca me senti atraída por padrões, modelos e convenções. Acredito em entrega. “Relações livres, ou qualquer uma que se disponha a questionar a monogamia, não diz respeito a quantos parceiros sexuais você tem. E sim à forma como você se relaciona.”
O que ficou dessa experiência? Não, eu não descobri que eu me encaixo num molde ou em outro. Ou que assim é certo e daquele jeito é errado. Descobri que posso me permitir. Que todos podem, e essa é a graça de ser livre. E isso por si só, já é incrível. Descobri também que o amor, o convívio, a entrega, a construção de uma relação são profundamente transformadores. Sobretudo porque são opcionais.
(Bem, quem tiver algum depoimento, observação sobre a própria experiência com o poliamor e sentir-se à vontade para compartilhar, conversar e será bem vindo no meu facebook.)